Palacios
Reales Románicos
Palacio
de los Reyes de Navarra (Estella)
El
Palacio de los Reyes de Navarra de Estella, conocido también
como Palacio de los Duques de Granada de Ega en alusión
a sus últimos moradores, fue erigido en tiempos de Sancho
IV el Sabio a finales del siglo XII, al mismo pie del Camino de
Santiago y en una estratégica posición justo el
cruce de la Rúa Mayor con la bulliciosa Plaza de San Martín.
Objeto de
innumerables reformas a lo largo de los siglos en función
de los distintos usos que se fue dando al inmueble, de su construcción
original románica sólo han llegado a nuestros días
tres de sus cuatro fachadas perimetrales, de las cuales, sobresale
la orientada al este. Consta de dos cuerpos en altura que se correspondían
a los dos pisos con que contó el edificio original.
El primer
cuerpo se estructura mediante cuatro arcos de medio punto dovelados
que descansan sobre gruesos pilares, mientras que al piso noble,
separado del inferior mediante una imposta horizontal, abren cuatro
vanos constituidos cada uno de ellos a partir de otros cuatro
pequeños arquillos ligeramente apuntados sustentados por
finos maineles rematados en capiteles troncocónicos.
Culminaba
la fachada con una cornisa de canecillos historiados sobre la
que reposaba un alero volado, pero, en siglos posteriores, le
sería añadido un tercer cuerpo y una estructura
torreada angular. La fachada queda enmarcada en cada uno de sus
extremos por dos columnas superpuestas rematadas en capiteles,
destacando el superior derecho en el que fueron representadas
escenas alusivas al infierno; y el inferior izquierdo, para el
que se eligió el tema mítico, extraído del
Códice Calixtino, de la lucha entre Roldán y Ferragut,
en el que además, es aún perceptible la firma de
su escultor, Martín de Logroño.
En la fachada
norte, abierta a la plaza, sobreviven 3 vanos semejantes a los
del frente contiguo, mientras que en la occidental, muy reformada,
sólo son apreciables los mechinales que, probablemente,
sustentarían una balconada de madera a modo de mirador
que asomaba a las amenas vegas estellesas.
Más
información del Palacio
de los Reyes de Navarra
Palacio
Real de Pamplona
Continuando
en tierras navarras, concretamente en la capital, se conservan,
enmascarados por la recientísima reforma proyectada por
Rafael Moneo para acoger el Archivo Real y General de Navarra,
los restos del Palacio Real de Pamplona, obra también del
monarca Sancho IV el Sabio en el contexto de su política
de reafirmación y dignificación de la corona.
De la estructura
palatina original, pese a lo adulterado del espacio, es aún
perceptible su planta en "L", conformada a partir de
dos naves perpendiculares entre sí en cuya intersección
se eleva una torre angular. La crujía de mayor longitud,
de un sólo piso, se destinaría a salón de
actos y celebraciones, articulándose el espacio interior
mediante arcos diafragma que dividían la estancia en ocho
tramos con cubierta de madera. La nave opuesta, sin embrago, fue
concebida en dos niveles: uno inferior semisubterráneo
cubierto con bóveda de crucería cuyos nervios descansaban
directamente sobre los muros perimetrales; y uno superior, compartimentado
y techado en madera, con arcos transversales que, probablemente,
acogería los aposentos privados del monarca. En la torre
angular, además de una pequeña capilla, se intuye
la existencia de una estancia noble resuelta con bóveda
de crucería nervada a través de la cual, mediante
un arco aún conservado, se accedía a un mirador
de madera desaparecido.
Palacio
Imperial de Alfonso VII. León
Pese a no
estar documentada su vinculación real, se viene conociendo
como Palacio Imperial de Alfonso VII en León a las ruinas
consolidadas de una edificación románica emplazada
hoy dentro del recinto del Colegio de las Teresianas. Llamado
popularmente "Torreón de Doña Berenguela",
tras su abandono al erigir Enrique II un nuevo palacio más
capaz, tuvo en siglos posteriores diferentes usos de los más
variopintos. Ha llegado hasta nuestros días en estado semirruinoso
y conservando tan sólo de su estructura original la caja
muraria, aparejada a cal y canto con refuerzos angulares en sillería.
Pese a haberse
perdido por completo su distribución interior, puede deducirse
que el palacio se estructuraba en dos niveles comunicados entre
sí mediante una escalera de caracol embebida en el muro
sur, el único sin apertura al exterior y desde el cual,
probablemente, se accedía a otras estancias anejas hoy
perdidas. De las tres fachadas exteriores del conjunto, destaca
la oriental, con dos ventanas formadas por arcos de medio punto
doblados en el piso inferior, y por una portada apuntada en el
superior, flanqueada ésta, a su vez, por otros dos vanos
de medio punto que reposan sobre capiteles ornados con motivos
fitomórficos cuyas enjutas, además, fueron enriquecidas
con rosetas y formas cruciformes.
Palacio
de Alfonso VI. Burgos
Del Palacio
de Alfonso VI en Burgos, levantado junto a la primitiva catedral
románica, tan sólo subsiste una gran sala cubierta
con bóveda de cañón apuntado reforzada por
arcos fajones. Dicha sala, a día de hoy, cumple las funciones
de taquilla y vestíbulo de acceso al monumental recinto
catedralicio gótico promovido por Fernando III el Santo,
quien, precisamente, cedió el solar ocupado por el palacio
románico para erigir sobre él la actual seo burgalesa.
Palacio
de los Reyes de Aragón. Huesca
Del antiguo
Palacio de los Reyes de Aragón en Huesca se conserva una
estructura torreada a medio camino entre la arquitectura civil
y militar que, sin duda, formaría parte de un conjunto
arquitectónico de mayores dimensiones. Dicha torre, levantada
sobre los restos de una construcción islámica anterior,
se divide en dos pisos comunicados entre sí por una escalera
resuelta mediante breves tramos de bóveda de cañón
escalonados.
El piso inferior,
conocido popularmente como "Sala de la Campana" evocando
la leyenda protagonizada por el rey Ramiro II el Monje en la capital
oscense, se presenta como un diáfano espacio rectangular
abovedado en arista nervada, rematado en cada uno de sus extremos,
por sendos cuerpos semicirculares a modo de absidiolas cubiertas
con cuartos de esfera. El piso superior o "Sala de Doña
Petronila", no es sino un pequeño oratorio de nave
única y ábside semicircular cuyas bóvedas
originales han sido sustituidas, en fechas recientes, por una
techumbre de madera. El interior de la capilla se articula mediante
una galería de arquillos ciegos que recorre todo el perímetro
mural, desplegándose en sus capiteles un completísimo
programa narrativo centrado en el Ciclo de la Infancia de Cristo.
Es evidente que esta Sala de Doña Petronila fue construida
por el mismo taller que interviniera en la iglesia de San Gil,
en la localidad de Luna (Cinco Villas, Zaragoza).
Palacio
Real Mayor. Barcelona
Conviene mencionar
también el sobresaliente Palacio Real Mayor de Barcelona,
de factura ya totalmente gótica, pero claramente inspirado
en un modelo de palacio románico catalán que trataremos
más adelante.