Historia
medieval de Segovia
El territorio que ocupa la
actual provincia de Segovia fue ampliamente romanizado,
conservándose todavía un sinfín de testimonios
de su viejo esplendor.
Tras la caída del imperio
y la ocupación visigoda las viejas ciudades y campos romanos
van a ser ocupados por este pueblo germano, que, sobre todo a partir
del abandono del arrianismo en el siglo VII, va a convivir pacíficamente
con el principal substrato étnico de hispanorromanos.
En Segovia hay varios templos
románicos asentados sobre construcciones romanas y necrópolis
visigodas, como Duratón, Ventosilla, Madrona, Castiltierra,
Requijada, etc. que han proporcionado abudante ajuar.
Historia
altomedieval
La sorprendente y rápida
conquista de la España visigoda por los musulmanes
en la segunda década del siglo VIII es probablemente el hecho
más transcendente de nuestra historia y va a influir poderosamente
en la conformación del territorio segoviano.
Las guerras civiles entre
bereberes y árabes de mediados del siglo VIII que impulsa a
aquellos a abandonar el centro y norte de la península, junto
a las expediciones del rey asturiano Alfonso I, para agrupar la población
de la cuenca del Duero tras la cordillera asturiana, debieron dejar
con escasa población y sin articulación social el territorio.
En el siglo IX, con el auge
del condado castellano de Fernán González
se inicia una labor repobladora de varios lugares, como Sepúlveda
o Sacramenia, que serán rápidamente
malogradas por las expediciones de Almanzor a finales del primer milenio.
Durante estos duros siglos,
el territorio segoviano se mantendría escasamente poblado,
aunque no abandonado. Permanecerían asentamientos eremíticos,
así como grupos de ganaderos cristianos, seguramente itinerantes
y sin una organización social o política determinada.
También habría musulmanes dedicados fundamentalmente
a la agricultura.
Historia
de Segovia en tiempos del románico
La
crisis musulmana iniciada con la disolución del califato cordobés,
culmina con la conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085. La reacción
almorávide que penetra desde el norte de África y amenaza
la reconquista cristiana obliga al rey castellano-leonés a
crear una línea fronteriza tras la Cordillera Central, que
afecta plenamente al territorio segoviano.
Es el momento de la repoblación
definitiva de Segovia y Sepúlveda y otros lugares de la cuenca
del sur del Duero con pobladores que, en diversas oleadas, llegan
de Asturias, León, Aragón, norte de Castilla, Francia,
etc., fundiéndose con la población autóctona.
La
monarquía incentiva la ocupación de estos territorios
inseguros mediante un sistema de fueros y exenciones tributarias,
desconocido en toda Europa, sumida en el apogeo de la sociedad feudal.
Estos pobladores se organizar en Concejos, sistemas
municipales de control de extensas comarcas. A la población
predominante se le llamaba "Villa" y a las pequeñas
aldeas circundantes "Tierra", constituyendo globalmente
la "Comunidad de Villa y Tierra".
Segovia estuvo constituida
por las Comunidades de Villa y Tierra de Segovia, Pedraza, Sepúlveda,
Fresno, Fuentidueña, Maderuelo, Ayllón, Coca y Cuéllar.
Sin
embargo, es posible que las dificultades generadas por las ofensivas
almorávides primero, unido a la inseguridad del reinado de
Alfonso I el Batallador y Dña. Urraca durante el primer tercio
de siglo, y más tarde la invasión almohade a mitad de
siglo XII, frenase la repoblación iniciada anteriormente reduciéndola
a enclaves principalmente defensivos.
Es a partir del importante
reinado de Alfonso VIII (1158-1214) cuando se acelera la economía
y los flujos repobladores impulsados por un aumento demográfico
permiten el asentamiento masivo y la creación de innumerable
aldeas concejiles. Es el periodo de auge en la demografía segoviana,
que sin embargo, vuelve a caer rápidamente a partir de mediados
del siglo XIII, como consecuencia del éxodo a la Andalucía
recién reconquistada.
A diferencia de ciudades del
camino de Santiago, en el que el trasiego de viajeros de diversas
regiones europeas animaba la instalación de mercaderes y artesanos,
la economía fronteriza de las tierras del sur del Duero durante
el periodo románico se basaba en la agricultura y ganadería.