El problema
para una mayor precisión es la escasa conservación
de obras artísticas de este primer periodo del arte asturiano.
El primer
edificio del que se conoce lo suficiente es Santianes de Pravia,
mandado construir por el rey Silo y del que se ha podido reconstruir
su planta como una construcción de tres cortas naves, pórtico
a los pies, crucero y cabecera de tres ábsides rectangulares.
Los arcos eran de medio punto de ladrillo sobre pilares cuadrados
y el aparejo de mampostería y sillares.
La estructura
y formas de este edificio va a tener continuidad en la arquitectura
asturiana posterior, aunque con la lógica evolución.
Lo primero
que se concluye es que si el reino Astur es heredero del visigodo,
su arquitectura tiene poco que ver.
De la arquitectura
visigótica sólo hereda la presencia del pórtico
y la cabecera con ábsides cuadrados, pero poco más
ya que se trueca la sillería a hueso por mampostería
y sillarejo, el arco de herradura por el de medio punto y la planta
de intrincadas compartimentaciones por la basilical.
La herencia
visigoda, por tanto, tiene poca influencia en los aspectos formales,
pero sí en la ideología e impulso político
que hace que nazca este arte áulico tan cualificado.
La
relación entre el Reino Asturiano y el Imperio Carolingio
Parece, por
tanto, que la arquitectura asturiana que se conforma en los primeros
años de resistencia y reconquista tiene más relación
con el mundo hispanorromano y el carolingio (en el que a su vez
renacen ecos del mundo romano).
En este sentido
hay que recordar los intensos contactos que la monarquía
asturiana tuvo con el Imperio Carolingio.
Sin duda,
las condiciones duras de la defensa de los territorios norteños
(frecuentemente atacados pro los musulmanes) y los denodados esfuerzos
de reconquista en condiciones de debilidad sobre el Emirato de
Córdoba obligó a los reyes astures a aliarse con
el mundo carolingio, gran poder cristiano en la Europa de los
siglos VIII y IX.
Incluso,
en el plano religioso, el Reino de Asturias se vio ligado desde
muy pronto al Imperio de Calomagno, a su vez gran aliado de Roma,
en contra de la vieja autoridad eclesiástica de Toledo.
Seguramente
los "rebeldes" asturianos vieron con malos ojos el colaboracionismo
de los mozárabes toledanos con el Islam. El
arzobispo de Toledo Elipando creo la tesis del Adopcionismo probablemente
para conciliar el cristianismo y el misterio de la Santísima
Trinidad con las creencias judías y musulmanas.
Por
su parte, los asturianos se enorgullecían de su independencia
de pensamiento y limpieza de criterios y enarbolaban la superioridad
romana y del Imperio frente a Toledo. De hecho, los famosos ataques
de Beato de Liébana contra las ideas de Elipando se apoyaron
en el prestigio de Roma y Aquisgrán que eran contrarios
a la herejía.
Finalmente,
por la presión del propio Carlomagno, el adopcionismo fue
declarado herético por el Papa Adriano I en el año
794.
No parece
extraño, por tanto, que la arquitectura asturiana se viera
influida por la carolingia.
También
se ha visto en esta primer arquitectura de la reconquista asturiana,
influencias bizantinas.
Pero para
Bango Torviso, todas estas influencias visigodas, carolingias
y bizantinas no son tan importantes como la propia tradición
arquitectónica hispanorromana.
No han llegado
edificios tardorromanos en Asturias como para conocer sus formas
concretas, Pero aunque la cornisa cantábrica no estaba
tan romanizada como el resto de la Península, es sabido
que sí existieron núcleos y edificios que para este
y otros autores, serían las principales referencias para
la nueva arquitectura.
Por tanto,
no quedan nada claros los orígenes reales de este arte,
sino más bien un conjunto de hipótesis que los hacen
aún más enigmático.
Es el eterno
problema de precisar conclusiones a partir de un puzzle del que
faltan la mayoría de las piezas. Quizás sea mejor
así, ya que estas incógnitas añaden un toque
más de romántico misterio a este arte singular.