En
esta ruta por la Sierra de Pela, una de las más
atractiva de Guadalajara, visitaremos algunas iglesias románicas
de tanta importancia y calidad como Albendiego, Campisábalos,
Villacadima, Romanillos de Atienza e Hijes.
También se trata,
sin duda, de la ruta románica de Guadalajara más
conocida y difundida por las autoridades provinciales desde hace
mucho tiempo con la denominación de "románico
rural" de Guadalajara.
En este vértice
de la provincia situado a una altura media superior a 1.000 metros,
como consecuencia de encontrase en las estribaciones de las Sierras
de Pela y Ayllón, vamos a encontrar algunos de los ejemplos
más perfectos y de calidad de toda la provincia.
Se trata de las construcciones
serranas que reciben su influencia directa de Segovia y Soria,
con una buena carga añadida de mudejarismo.
En esta comarca encontramos
como población predominante y de fuerte importancia reconquistadora
la villa de Atienza, con cuatro templos con restos románicos,
que hemos preferido incluir en un capítulo de forma exclusiva.
El resto de los templos
rurales encontrados, a diferencia de los que hallaremos en otros
recorridos, están lejanos de la estética cisterciense
y más bien se relacionan con otras construcciones sorianas
y tienen una fuerte impronta mudéjar, como la Capilla de
San Galindo de Campisábalos.
Pinche
en nuestro Vídeo del Románico
en Atienza y su comarca
Albendiego.
Santa Coloma
La iglesia de Santa Coloma
de Albendiego es uno de los monumentos más imponentes de
toda Guadalajara.
Su cabecera plenamente
románica es de lo más exquisito del arte altomedieval
castellano y español.
Consta de tres ábsides,
el central con planta semicircular y los laterales, más
menudos con testero recto.
El tambor absidal central
se articula mediante cuatro haces de columnas triples, mayor la
central, que lamentablemente no se terminaron ni remataron con
capiteles, quedando los fustes truncados.
En los tres
paños murales se abrieron ventanas rodeados de tres arquivoltas,
lisa la primera y de baquetones las otras apoyadas sobre tres
pares de columnillas con capiteles vegetales.
Cada vano
está formado por bellísimas celosías de gusto
oriental con variedad de trazados a base de estrellas, triángulos,
circunferencias secantes, etc., combinados de tal manera que dan
como resultado un conjunto de figuras geométricas destacadísimo.
Los
absidiolos laterales son de planta rectangular y llevan un original
óculo con tracerías rodeado por dos semiarcos que
coinciden en un pinjante.
El interior
de la cabecera, en especial, del ábside principal es un
espectáculo gracias a los juegos de luces y sombras de
las tracerías citadas de los ventanales.
Desgraciadamente,
la iglesia románica debió quedar sin terminar pues
la nave tiene formas tardogóticas.
En
la iglesia de San Pedro de Villacadima, hoy lamentablemente abandonada
y arruinada, queda su bellísima portada románica.
El vano se abre sobre
cuerpo resaltado rematado en tejaroz con nueve canecillos de diverso
perfil geométrico. Las arquivoltas son cuatro. La interior
es polilobulada. En cada una de sus dovela lleva una especie de
flor circular con botón central.
La segunda arquivolta
tiene en su cara externa e intradós incisiones en forma
de zigzag formando una especie de cadena de rombos. La tercera
tiene perfil achaflanado y la más externa es de baquetón
rodeada de una hermosa chambrana de tallos ondulantes.
Salvo la arquivolta interna
que se apoya sobre las jambas, las demás lo hacen sobre
tres pares de columnas con capiteles con incisiones estriadas
y anchos ábacos de parecida figuración, que se impostan
por todo el muro.
Campisábalos
La iglesia de San Bartolomé
de Campisábalos es uno de los mejores ejemplo del románico
rural de la Sierra de Pela.
Forma un interesante conjunto
románico junto a la "Capilla de San Galindo"
que se adosa a su muro meridional.
Tiene cabecera con ábside
de semitambor de sillería con columnas y ventanales maltrechos.
También conserva bien los canecillos del alero.
La portada meridional,
cobijada por un pórtico con columnas que parecen románicas,
es relacionable con la de la Capilla de San Galindo y la iglesia
de Villacadima.
Tiene, como elemento inusual
en estas tierras, un crismón sobre la clave.
La capilla de San Galindo
muestra una puerta exterior similar y en el muro un interesante
calendario agrícola.
Hasta hace
unos años, la galería porticada románica
de Romanillos de Atienza estaba completamente cegada y apenas
era perceptible su existencia. Sin embargo, se ha hecho una labor
de recuperación parcial. Consta del arco de ingreso que
tiene tres arquivoltas (plana, de finos baquetones y dientes de
sierra más guardapolvos de nacela) que apoyan directamente
sobre las jambas. A los lados tenemos los arcos del pórtico
que caen sobre columnas de capiteles vegetales, menos uno que
muestra aves.
La galería
fue cegada hace siglos para para convertirla en muro de cierre
meridional y así ampliar el número de naves de la
iglesia originaria a dos y más tarde con las reconstrucciones
del siglo XVI se abrió otra nave norte y se reemplazó
la cabecera.
Hijes.
Nuestra Señora de la Natividad
Afortunadamente
la población de Hijes constituye uno de los pocos casos
de la provincia en que se conservan las partes más interesantes
de la iglesia románica. Todo ello, a pesar de que en el
siglo XVI se reconstruyó completamente la nave original
hasta reconvertirla en templo de tres naves.
Para empezar, contamos con una bella cabecera sobre alto zócalo
con presbiterio rectangular y ábside semicircular de perfecta
sillería estructurada en tres paños mediante dos
columnas entregas. Cada paño tiene un vano de arco de medio
punto de aristas vivas ribeteado por chambrana, y también
permanecen en buen estado los canecillos de nacela. En general
esta cabecera recuerda a algunas no muy lejanas de Soria.
Bajo un pequeño
pórtico se conserva la portada. Es de dimensiones pequeñas
y poco abocinada. Consta de tres arquivoltas planas con las aristas
aboceladas y una chambrana que imita un ajedrezado aunque más
bien parece el dibujo de panal de abejas. Las arquivoltas también
tiene sabor soriano debido a su decoración mudéjar:
rosetas circulares, óvalos perlados y entrelazos ondulantes.
Las
jambas que rodean la entrada están decoradas con entrelazado
de rombos, y la pareja de columnas que soportan la segunda arquivolta
llevan capiteles de diferente trazo. El de la izquierda es de
panal de abeja y el derecho presenta cuatro rudas arpías
en posición frontal. Destaca también la decoración
de entrelazos y palmetas de los cimacios de los capiteles.
En el interior,
las bóvedas del presbiterio y ábside son, como cabía
esperar, de medio cañón y horno, respectivamente.