Guía
del Arte Románico en La Cerdanya (Lleida y Girona)
En
el extremo norte de Cataluña y enclavada en plena región
pirenaica, la histórica comarca de La Cerdanya se extiende
a lo largo de una amplia meseta jalonada de elevadísimas cumbres
por la que discurre el curso alto del río Segre.
Pese a que histórica
y geográficamente La Cerdanya se ha constituido desde siempre
como una única unidad, a mediados del siglo XVII y como consecuencia
del Tratado de los Pirineos (1659), el territorio quedó políticamente
dividido entre Alta y Baixa Cerdanya, quedando la Alta Cerdanya adscrita
a territorio francés y la Baixa bajo soberanía española,
dividiéndose ésta a su vez entre las provincias catalanas
de Lleida y Girona.
Contexto
histórico
Como buena parte
del territorio pirenaico, La Cerdanya fue solar del pueblo ceretano,
quien, no sin oponer resistencia, sería sometido por el poder
romano aproximadamente hacia el año 200 a.C., estableciéndose
en Iulia Lybica (actual Llivia) su capital. Durante siglos, La Cerdanya
constituyó un enclave estratégico de vital importancia
ya que por ella y paralela al río Segre, discurría la
llamada Strata Ceretana, principal vía de comunicación
entre la fértil Plana de Lleida y los territorios del Rosellón
francés.

Ya en la Alta
Edad Media, fue precisamente a través de dicha Stata Ceretana
por donde primero bárbaros y después sarracenos invadieron
el territorio de La Cerdanya, siendo estos últimos expulsados
por los carolingios en el siglo VIII, constituyéndose entonces
junto al L'Urgell una única entidad dentro del complejo entramado
de los Condados Catalanes.
En
lo eclesiástico, La Cerdanya quedó desde su constitución
bajo jurisdicción de la Diócesis de Urgell, cuya mitra
promovería la erección de la mayoría de iglesias
parroquiales fundadas en sus pequeñas localidades, las cuales,
serían posteriormente donadas para su administración
a distintos monasterios cercanos; principalmente Cuixà, Canigó,
Sant Pere de Rodes o Tavèrnoles.

Un
punto de inflexión importante en la historia medieval de La
Cerdanya fue la invasión cátara o albigense, acaecida
entre finales del siglo XII y principios del XIII y que traería
consigo el expolio y la destrucción de numerosos templos de
la diócesis urgelitana, entre ellos, muchos del territorio
que nos ocupa.
El
Románico de la Baixa Cerdanya
Centrándonos
el la Baixa Cerdanya, o lo que es lo mismo, la Cerdanya hoy bajo soberanía
española, encontramos, con alguna excepción que a continuación
desarrollaremos, pequeños templos rurales de una sola nave
culminados en su correspondiente cabecera semicircular.

Podríamos
dividir los edificios románicos de la Cerdanya entre aquellos
que sobrevivieron a la devastadora incursión albigense, en
los cuales es aún palpable la influencia lombarda propia del
primer románico y que en ocasiones, sobre todo en zonas aisladas,
perduró hasta bien entrado el siglo XII; y por otro lado, aquellas
que, tras ser destruidas por los herejes cátaros, fueron reconstruidas
ya entrada la decimotercera centuria, siendo patentes en ellas el
influjo del incipiente gótico.

La escultura monumental
en La Cerdanya es bastante residual y, en la mayoría de los
casos, de factura popular. No ocurre así en el campo de la
escultura de bulto redondo sobre madera, conservándose en varios
de sus templos magníficas tallas románicas de Cristos
en Majestad o Vírgenes con el Niño
Si algo caracteriza
el románico de La Cerdanya es la proliferación de pintura
románica: tanto sobre el propio muro, como, sobre todo, plasmada
sobre madera en frontales de altar, procediendo de este territorio
algunas de las más sobresalientes piezas de esta naturaleza
conservadas en distintos museos españoles, como son los frontales
de Soriguerola, Baltarga, Grèixel, Bolvir, Mosoll, Santa Coloma
de Ger o Santa Eugenia de La Saga.
Santa
María de Talló
Dentro del término
municipal de Bellver, principal localidad de la Cerdanya ilerdense,
el primero monasterio y después iglesia de Santa María
de Talló, debido a sus considerables dimensiones, ha sido rebautizada
popularmente con el sobrenombre de "la catedral de La Cerdanya".

Fundada previsiblemente
en el siglo IX como atestigua la presencia de varios de sus clérigos
en tempranísimas actas de consagración de distintos
templos vecinos, la canónica de Talló, dependiente desde
el siglo X de la mitra de Urgell, funcionó como cenobio hasta
el siglo XVI, momento en el cual su comunidad se trasladaría
a Sant Jaume de Bellver, pasando entonces a funcionar como parroquia.
A
simple vista, son apreciables dos fases constructivas claramente diferenciadas:
una primera, probablemente del siglo XI, en la que serían erigidos
presbiterio y ábside siguiendo los típicos cánones
lombardos; y, posteriormente, una segunda que afectaría a la
nave, sensiblemente más baja que la cabecera y estructurada
en cuatro irregulares tramos marcados al exterior por armónicos
contrafuertes semicirculares.
A los pies de
la nave y protegida por un atrio porticado de factura tardía,
abre su portada principal, definida por un arco de medio punto peraltado
y dovelado en cuyo portón se conservan aún los herrajes
románicos originales. En el interior se venera una imagen románica
de la Mare de Déu de Talló.
Sant
Andreu de Baltarga
Perteneciente
también a Bellver, la pequeña iglesia de Sant Andreu
de Baltarga remonta su consagración al siglo X por obra del
obispo urgelitano Ingolbert, siendo posteriormente objeto de numerosas
pugnas por su dominio entre el Monasterio de Cuixà y los Condes
de Cerdanya.
El actual edificio,
sometido a una profunda remodelación en el siglo XVIII, conserva
de su primitiva fábrica del siglo XI la nave y el ábside,
decorado con arquillos ciegos lombardos al exterior. Al costado meridional
abre su ingreso principal, definido por una arquivolta dovelada y
perfilada por una rosca de pequeños sillares dispuestos en
esquinilla.

Pese a haber sido
trasladadas al Museu Diocesà d'Urgell, se adivinan aún
las improntas de las pinturas murales que enriquecían el interior
del templo, del que también es originario un frontal de altar
presidido por Cristo en Majestad hoy depositado en el Museu Nacional
d'Art de Catalunya (MNAC).
Sant
Julià de Pedra
Muy cerca de Bellver
y coronando el cerro sobre el que se asienta el minúsculo caserío,
la iglesia de Sant Julià de Pedra es un pequeño edificio
de una sola nave que, tras un brevísimo crucero, abre a un
ábside semicircular cubierto en cuarto de esfera.

Lo más
llamativo del conjunto es ese breve tramo a modo de crucero que separa
la nave de la cabecera, el cual, queda definido al interior a modo
de dos pequeñas absidiolas semicirculares cuya planta no se
manifiesta al exterior.
Otras
iglesias románicas de la Cerdanya ilerdense
Dignas
también de reseñar son, aún en territorio ilerdense,
las iglesias románicas Sant Salvador de Predanies, Sant Mamet
d'Anes, Sant Serní de Coborriu, Santa Cecilia de Beders, Santa
Eulalia d'Eller, Sant Iscle i Santa Victoria de Talltendre, Sant Policarp
de Cortás, Sant Fructuós de Musser, en cuyo ábside
se adivina aún su primitiva decoración lombarda; o Santa
Eugenia de Nerellá, templo este último que conserva
una magnífica torre campanario de estilo lombardo con la particularidad
de encontrarse notoriamente inclinada respecto a su eje lógico,
motivo por el cual se la conoce popularmente como "la Torre de
Pisa catalana".
Santa
María d'All
Ya dentro de los
límites provinciales gerundenses, la iglesia de Santa María
d'All, perteneciente al municipio de Isòvol, aparece referenciada
por primera vez a finales del siglo X en el acta de consagración
de la catedral de la Seu d'Urgell. Desde ese momento y casi sin solución
de continuidad, irían sucediéndose las reformas y ampliaciones,
siendo una de las más importantes la que mediante un documento
del siglo XIII, confirma a Guillem I, Conde de Cerdanya, como impulsor
de la obra.
En
la actualidad, los restos románicos subsistentes en Santa María
d'All parecen datar de una segunda o tercera fase que, cronológicamente,
se situarían bien en los albores del siglo XII o incluso principios
del XIII.
Presenta el edificio
una única nave rectangular, originalmente techada en madera,
que desemboca en un espacio absidal de planta semicircular recorrida
al exterior por una cornisa sostenida por sencillos canecillos figurativos.

Mientras que el
hastial septentrional quedó profundamente adulterado por la
adición de cuatro capillas laterales en época moderna,
al sur es aún posible admirar, además del campanario
original, su magnífica portada, compuesta de tres arquivoltas
decoradas con zarcillos y toscas figuras en disposición longitudinal.
Los capiteles de la portada, sustentados por fustes monolíticos,
presentan decoración antropomórfica y animalística.
Sant
Pere d'Olopte
Muy próxima
a Santa María d'All e igualmente referenciada en el acta de
consagración de la seo urgelitana, la parroquia de Sant Pere
d'Olopte se emplaza sobre una pronunciada elevación desde la
que es posible dominar amplísimas panorámicas.
Consta la iglesia
de una nave cubierta con bóveda de cañón apuntada
que desemboca, tras un breve tramo recto, en un ábside semicircular
asentado sobre un pronunciado basamento concebido para salvar la irregularidad
del terreno sobre el que se asienta, confiriendo así al conjunto
una apariencia de enorme empaque.

La decoración
escultórica se reduce a los mascarones antropomórficos
labrados en los canecillos absidiales así como a la portada
sur, obra de cronología tardía como atestigua el marcado
apuntamiento de sus cinco arquivoltas. De esta iglesia procede una
bella talla de la Virgen con el Niño hoy depositada en el M.N.A.C.
Sant
Esteve de Guils
En el centro de
la preciosa localidad de Guils de Cerdanya, la iglesia de Sant Esteve
constituye uno de los más sobresalientes y mejor conservados
monumentos románicos de la Baixa Cerdanya. Mencionada como
tantas otras de la comarca en el acta de consagración de la
Catedral de Urgell, fue precisamente uno de sus obispos, concretamente
Guillem Guifré, quien en el año 1042 consagraría
el templo, íntimamente relacionado durante la Edad Media con
la gran abadía de Canigó.

El edificio, de
notables proporciones, se estructura en una única y amplia
nave cubierta con bóveda de cañón apuntada que
remata en su correspondiente ábside semicircular. Al exterior,
el casquete absidial queda articulado en paños mediante semicolumnas
que, a modo de lesenas, recorren verticalmente el lienzo, abriéndose
en el paño central un ventanal de medio punto dovelado animado
con perlones esféricos.
Coronando el ábside
a la altura de la cornisa se despliega un friso corrido de dientes
de sierra constituido a base de pequeños sillares dispuestos
en esquinilla. Los canecillos, al igual que en la nave, son de notable
tosquedad, apareciendo representadas formas geométricas con
alguna escena figurativa aislada.
A
mediodía y enmarcada en un breve resalte, abre su portada principal,
compuesta de tres arquivoltas baquetonadas de medio punto trasdosadas
por una chambrana ajedrezada. Descansan las arcadas sobre columnas
acodilladas de fuste cilíndrico coronadas por capiteles historiados,
algunos de ellos, desafortunadamente bastante desdibujados.
En cuanto a bienes
muebles se refiere, amén de los herrajes románicos originales
de la puerta principal, cabe ser destacado el magnífico frontal
de altar procedente de este templo conservado hoy en el Museo del
Prado de Madrid.
Santa
Eugenia de La Saga
A
escasos kilómetros de Ger, de cuyo término municipal
forma parte, la pequeña iglesia de Santa Eugenia de La Saga
aparece documentada como posesión del Monasterio de Cuixà
desde la temprana fecha de 958, dependencia confirmada en 1011 mediante
una bula papal dictada por el pontífice Sergio IV.
Reformada
y ampliada en una segunda campaña probablemente a finales del
siglo XII, Santa Eugenia de la Saga se presenta hoy como una armónica
construcción conservada prácticamente intacta. Distribuye
su espacio interior en una sola nave culminada en cabecera semicircular,
donde llama la atención un curiosísimo óculo
abierto hacia el costado meridional.

También
al sur se orienta su portada principal, configurada en cinco arquivoltas
abocinadas de medio punto en la que, la más exterior, aparece
enriquecida con esquemáticas representaciones figurativas,
destacando una peculiarísima interpretación de Adán
y Eva. Coronando el conjunto, justo en la clave del baquetón,
fue representada la figura de Cristo en actitud de bendecir. El frontal
de altar original de la iglesia se encuentra hoy depositado en el
Museo de Artes Decorativas de París.
Santa
Cecilia de Bolvir
Enclavada en el
punto más elevado de la pintoresca localidad de Bolvir, la
iglesia parroquial de Santa Cecilia aparece referenciada por primera
vez en el año 953 dentro de la amplia nómina de posesiones
del no lejano monasterio de San Miquel de Cuixà.
Añadidas
en época moderna tanto torre como capillas laterales, la fábrica
románica se reduce a la nave y al ábside semicircular,
decorado con dientes de sierra, fórmula análoga a la
ya apreciada en Sant Pere d'Olopte.

La portada, abierta
al costado sur y rehecha en el año 1929 aprovechando elementos
originales, presenta triple arquivolta bocelada apeada sobre pilares
y columnas acodilladas rematadas en capiteles zoomórficos y
vegetales. En el MNAC de Barcelona se conserva el frontal original
del templo, en el cual se narra la vida de la santa titular del templo.
Santa
María de Mosoll
Perteneciente
en la actualidad al municipio de Das, la pequeña iglesia de
Santa María de Mosoll aparece también documentada por
primera vez dentro del amplio elenco de parroquias ceretanas aludidas
en el acta de consagración de la Catedral de Urgell, pasando
posteriormente a depender del Monasterio de Canigó. Como muchas
otras de la región pirenaica, a finales del siglo XII quedaría
prácticamente destruida tras la invasión cátara.

En la actualidad,
la iglesia de Mosoll se presenta ante el visitante como una sencillísima
y austera estructura de una sola nave, ábside semicircular
canónicamente orientado y espadaña de doble ojo rematando
el hastial de poniente.

Del interior del
templo, donde se conserva in situ la pila bautismal original así
como restos de sus pinturas murales románicas, procedería
el conocido como Frontal de Mosoll, soberbia pieza de principios del
siglo XIII hoy depositado en el M.N.A.C. de Barcelona y en el que
fueron representados diferentes episodios del Ciclo de la Infancia
de Cristo
Sant
Serni de Meranges
Pasto también
del saqueo cátaro a finales de la duodécima centuria,
la iglesia de Sant Serni de Meranges es un reformado edificio románico
de cuya obra original ha sobrevivido el ábside semicircular
y la portada principal, reubicada en el primer tramo de la nave tras
la reforma y ampliación de la que fue objeto el templo en el
siglo XVIII.
Dicha
portada, sin duda una de las más interesantes de La Cerdanya,
queda cobijada en la actualidad dentro de un angosto porche. Consta
de cinco arquivoltas de medio punto de las cuales, tercera y quinta
despliegan a lo largo de su rosca y en posición longitudinal,
distintas figuras entre las cuales de entre las que caben ser destacadas
las representaciones de Adán y Eva, Caín y Abel, así
como una alusión a la lujuria personificada en una dama mordida
en sus senos por una serpiente. Sobre las hojas lígneas de
la puerta de ingreso son aún visibles los herrajes de forja
originales.
Sant
Miquel de Soriguerola
La encantadora
iglesia de Sant Miquel de Soriguerola, rodeada hoy de modernas viviendas
unifamiliares, es un modestísimo edificio de una única
nave rematada en ábside semicircular que ha llegado a nuestros
días prácticamente intacta, siendo aún perceptible
en varios de sus lienzos murales el primitivo aparejo románico
de opus spicatum.
Sin embargo, el
elemento más interesante de Sant Miquel de Soriguerola se conserva
hoy, como tantos otros bienes muebles catalanes, en el Museu Nacional
d'Art de Catalunya de Barcelona. Se trata del frontal de altar de
Soriguerola, soberbia obra pictórica de transición al
gótico en la que fueron representadas varias escenas alusivas
al santo titular del templo: San Miguel.

Se atribuye su
ejecución a un maestro anónimo, rebautizado precisamente
como Maestro de Soriguerola, cuyo ámbito de actuación
se extendió a lo largo y ancho del entorno pirenaico y que,
a día de hoy, constituye el perfecto paradigma de maestro de
transición entre el románico y el gótico.
Otros
restos románicos en La Cerdanya de Girona
Además
de las desarrolladas, son también merecedoras de atención
otras construcciones de origen románico dentro de los límites
comarcales de La Cerdanya gerundense, como es el caso de la Iglesia
de Sant Julià de Tartera, con su particularísima planta
de dos naves; o los ábsides lombardos de los templos de Sant
Vinenç de Saneja, Sant Cosme i Sant Damiá de Queixans
y Sant Tomás de Ventajola, éste último muy cerca
de Puigcerdá.
Alrededores:
L'Alta Cerdanya o Cerdanya Francesa
Sant
Martí d'Ur
La iglesia de
Sant Martí d'Ur, conocida en francés como Saint Martin,
remonta sus orígenes, según consta en el acta de consagración
de Urgel, a las últimas décadas del siglo X, constando
durante la duodécima centuria como parroquia sufragánea
del priorato rosellonés de Santa María de Serrabona.

La fábrica
actual, considerablemente reformada durante el siglo XVIII, conserva
de su primitiva estructura la magnífica cabecera lombarda de
tres ábsides en disposición trebolada, fenómeno
totalmente excepcional en el románico de la Cerdanya.
La
Mare de Déu de la Mercé de Planes
En
el extremo norte de La Cerdanya y prácticamente limítrofe
con la histórica comarca del Conflent, la iglesia de La Mare
de Déu de la Mercé de Planes (Notre-Dame de la Merci
en francés) es otro edificio que, al menos dentro de los límites
comarcales, puede considerarse prácticamente único.
Se trata de una
iglesia de planta centralizada en forma triangular en la que, de cada
uno de sus lados, abre a través de un arco de medio punto un
ábside de planta semicircular, quedando techado el espacio
central mediante una cúpula ovalada sostenida por trompas.
Sant
Martí d'Ix (Bourg Madame)
Muy cerca de Puigerdá,
justo al sobrepasar la frontera francesa, la localidad de Bourg-Madame,
conocida en catalán como La Guingueta d'Ix, conserva la pequeña
iglesia románica de Sant Martí, construcción
de nave única cubierta en cañón apuntado y rematada
en su correspondiente ábside semicircular.

A simple vista,
el propio aparejo mural desvela las distintas fases en que fue levantándose
el templo hasta su actual configuración, correspondiendo al
primer tramo de la nave y a la cabecera los restos de mayor antigüedad,
donde destaca además de la recurrente cornisa de dientes de
sierra o esquinillas, las magníficas tres ventanas horadadas
en el muro.
Otras
iglesias románicas de La Cerdanya francesa

Especialmente
fecunda en manifestaciones románicas tanto de carácter
religioso como militar, muy dignas de ser destacadas en la Cerdanya
francesa son también las iglesias de Sant Fructuós de
Llo con su magnífica portada; la cabecera original de Sant
Pere d'Osseja; los ábsides lombardos de Sant Romá de
Caldegues y de Sant Andreu d'Angostrina, éste último
con interesantes pinturas murales al interior; o Sant Juliá
d'Estavar, cuya cabecera se presenta como una versión análoga
aunque simplificada a la no lejana de Saint Martí d'Ix.
(Autor
del texto del artículo/colaborador de ARTEGUIAS:
José Manuel Tomé)
