El Románico en Montes Torozos y Tierra de
Campos de Valladolid
Introducción
Valladolid es una provincia castellana injustamente olvidada
cuando se trata de considerar el arte románico en Castilla
y León.
Uno de los ejemplos más evidente es el rico repertorio
románico por estas dos comarcas del norte vallisoletano: Montes
Torozos y Tierra de Campos.
Posiblemente este olvido se deba al lamentable estado
de conservación de muchos restos románicos vallisoletanos
que le restan valor estético, como se podrá comprobar
en esta página.
En las comarcas citadas de Montes Torozos y Tierra de
Campo hemos elegido cuatro monumentos de gran valor: el Monasterio
de la Santa Espina y las iglesias de Trigueros del Valle,
Wamba y Villalba de los Alcores.
Pinche
para ver nuestro Vídeo sobre el Arte Mozárabe
y Románico en los Montes Torozos
Monasterio de la Santa Espina
El Monasterio de la Santa Espina se encuentra ubicada
en un precios valle rodeado de arboleda.
El conjunto monumental es de una enorme belleza y elegancia.
Rodeado, como en otros casos, de preciosos jardines que hacen más
agradable su visita
La fundación cisterciense se lleva a cabo a mitad
de siglo XII, en tiempos del emperador Alfonso VII.
Las partes más antiguas de tradición
románica son, sin embargo, ya del XIII.
De esta época se conserva el cuerpo de la iglesia
con tres naves de seis tramos y parte del crucero, porque a partir
de este punto hacia la cabecera fue remodelada en estilo gótico
final.
Las naves son elegantes y esbeltas con arcos apuntados
y crucería simple como abovedamiento. La diferente altura de
las naves permite abrir vanos de iluminación por encima de
los arcos formeros.
Aunque el claustro se rehizo en el siglo XVIII la sala
capitular y su acceso corresponden a época tardorrománica.
La puerta es de arco agudo con multitud de arquivoltas y columnas.
A los lados hay sendos ventanales bíforos también apunados.
La sal capitula se aboveda con crucería
apoyada en cuatro columnas exentas y en columnas adosadas a los muros.
Los ventanales son muy hermosos.
Otros
elementos interesantes de estilo románico que se conservan
en el monasterio de la Santa Espina es la portada románica
del muro septentrional del crucero (VER PRIMERA IMAGEN) y unos cuantos
ventanales exteriores en la fachada meridional.
Trigueros del Valle
La iglesia de San Miguel es uno de los más notable
edificios románicos de los Montes Torozos y de Valladolid.
Edificio de una nave engarzada a una cabecera formada por presbiterio
rectangular algo más ancho que el ábside, que es de
planta semicircular. Todo la construcción es de sillería.
El ábside se articula en cinco paños mediante
cuatro delgadas columnas entregas cuyos capiteles, muy interesantes,
muestran motivos vegetales todos ellos distintos, con hojas estriadas
rematadas en volutas carnosas. Las tres calles centrales, más
anchas que las extremas, se animan con sendos ventanales.
El alero es sostenido por canecillos que, a pesar de
haber sufrido una irreparable erosión es una de las más
sobresalientes de la provincia, con un repertorio casi único
de personajes de cuerpo entero en distintas posturas, sirenas de doble
cola, entrelazos, hojas de acanto rematadas en volutas, etc.
La portada del mediodía, es el mejor ejemplar
románico de la provincia, a pesar de la falta de su deterioro
y falta de restauración. La acusada bocina se forma por la
sucesión de siete arquivoltas rematadas por su guardapolvos
ajedrezado.
Su repertorio vegetal y geométrico es de
una riqueza inusual y que nos recuerda a la decoración de las
puertas románicas de la catedral de Sigüenza: Las cenefas
decorativas llevan boceles, ajedrezados, entrelazos ovalados y perlados,
puntas de diamante, bandas en zigzag, troncos de pirámide,
entrelazos perlados, etc. La arquivolta impares se apoyan sobre jambas,
mientras que las pares lo hacen sobre tres parejas de columnas muy
desgastadas en su tramo inferior.
Wamba
Según la tradición, este lugar murió
el rey visigodo Recesvinto y fue elegido Wamba.
Aunque no está probado que tal hecho histórico
sucediera en esta población, sí es seguro que tuvo un
origen antiquísimo puesto que su iglesia de Santa María
conserva una interesantísima cabecera mozárabe del siglo
X.
La portada románica del muro occidental es de
una hermosura inusual después de su intensa restauración.
Se abre sobre un arimez con tejaroz soportado por once
canecillos bastante gastados, que muestran cabezas de animales y de
personas sacando la lengua en gesto de burla.
El vano de entrada está exornado por un tímpano
y tres arquivoltas de medio punto. El tímpano tiene cuatro
flores y una inscripción que nos aclara la fecha de edificación:
1195.
Las arquivoltas están muy decoradas con motivos
geométricos: baquetones, escocias, bolas, tacos. La intermedia
es la más interesante por ser polilobulada. El guardapolvos
tiene unas pequeñas incisiones, a modo de lobulillos. Seis
columnas soportan los arcos. Están muy restauradas, presentando
capiteles de motivos vegetales principalmente.
Las mochetas que sostienen el tímpano llevan dos
toscos mascarones humanos.
El interior de la nave que se encardina con la cabecera
mozárabe es plenamente románica y presenta tres naves
separadas con pilares con columnas adosadas con austeros pero bonitos
capiteles, la mayoría de motivos vegetales. El más interesante
es el de la Psicostasis o Peso de las Almas (VER IMAGEN SUPERIOR).
La
iglesia de Santa María del Temple es uno de los más
notables edificios románicos de Valladolid a pesar de encontrarse
en estado semirruinoso.
Al acercarnos a este templo la sensación
de severidad que se percibe es imponente. Su arquitectura no hace
concesiones a la estética. Sólo el juego de contrafuertes
y columnas ameniza la austeridad de los muros, aunque cuenta con ventanales
de medio punto con arcos doblados.
Tradicionalmente esta iglesia se atribuye a los templarios
y el propio nombre parece corroborarlo. La sobriedad de la construcción
estaría muy en línea de los que las órdenes militares
exigían a los constructores y que a su vez, se basaban en la
arquitectura cisterciense.
Ermita de La Anunciada de Urueña
La ermita de La anunciada de esta conocida "Villa
del Libro" es uno de los monumentos más interesantes de
los Montes Torozos. Aunque no se sabe con certeza si pertenece a finales
del siglo XI o a comienzos del XII, lo que es evidente es que un edificio
completamente inusual para el panorama medieval de Castilla y León.
En efecto se trata de un templo perteneciente al Románico Lombardo
con una planta y alzado comparable al de varias iglesias catalanas.