Monasterio
de Suso de San Millán de la Cogolla, y el románico próximo
Entre los
ríos Najerilla y Oja, hay un pedazo de tierra riojana de gran
belleza paisajística y densa historia religiosa.
El principal
protagonista de este territorio es, sin duda el Monasterio de San
Millán de la Cogolla. El Monasterio de Suso fue uno de
los corazones espirituales de la España cristiana durante los
siglos altomedievales, como demuestra que el propio Almanzor lo eligió
como objetivo de su última razzia destructora antes de morir.
San Millán
de la Cogolla también es célebre por haberse escrito
entre sus muros las primeras líneas conocidas en castellano
y euskera.
Monasterio de San Millán de la Cogolla
El de San
Millán de la Cogolla es uno de los monasterios con más
historia y raigambre de los que se levantaron en suelo hispano.
Fundado por
San Millán (San Emiliano) en el siglo VI, fue primero monasterio
visigodo y más tarde mozárabe. De esta época
se conservan los grandes arcos de herradura del templo.
Fue
incendiado por Almanzor a finales en el año 1002, el mismo
verano en que el caudillo musulmán murió en tierras
sorianas, lo que denota la importancia simbólica que tenía
el cenobio en la cristiandad hispana.
De época
románica, nos interesan don elementos: el sepulcro del santo,
del siglo XII situado en al monasterio de Suso (arriba) y las arquetas
de San Millán y San Felices, guardadas en el monasterio de
Yuso (abajo).
Monasterio de Suso
El
sepulcro de San Millán es una imponente obra realizada en alabastro.
El santo yacente es acompañado por figuras de los santos San
Braulio y Santa Potamia,
entre otros.
Monasterio de Yuso
El Monasterio
de Yuso (Abajo) fue fundado a mediados del siglo XI a escasa distancia
del de Suso (Arriba). De la edificación románica no
queda nada pues fue completamente reconstruido en el siglo XVI en
estilo renacentista herreriano y sus obras continúan durante
las dos siguientes centurias.
De
estilo románico quedan dos obras maestras de la eboraria medieval
hispana: las arquetas de San Millán y la de San Felices.
Arqueta de San Millán
La arqueta de San Millán es de pleno siglo XI.
Se establece como posible intervalo de fechas los años de 1053
y 1063, cuando las reliquias del santo son trasladadas de Suso a Yuso.
Ya las fechas nos alertan de un momento demasiado temprano
para catalogarla como románica y, ciertamente, conserva rasgos
todavía mozárabes.
Conocemos el nombre de aquellos personajes que intervinieron
en el proceso de la obra. Por ejemplo, sabemos que el encargado de
organizar a los artistas y financiar la obra fue el abad Blas. El
comerciante que importó la materia prima -el marfil- se llamaba
Vigila, nombre hispano.
En cuanto a los maestros artesanos, sus nombres fueron
García y Engelram, mientras que sus ayudantes se llamaban Simeón y
Rodolfo. Estos se basaron en las ilustraciones creadas por el iluminador
Munio.
Originalmente, el arca relicario de San Millán
era una caja de madera forrada interiormente con una tela musulmana
de extraordinaria belleza. A ella se adosaron veintidós placas
talladas de marfil, además de ornato de oro y pedrería.
Las placas de marfil representaban los episodios de la
vida de San Millán según la biografía escrita
por el Obispo de Zaragoza San Braulio en el siglo VII y luego relatados
por Berceo en su famosa "estoria del señor Sant Millán".
Las tropas francesas expoliaron el arca en 1809 robando
el oro y las piedras. También se perdieron varias de las placas
de marfil que tras largos avatares han ido recalando en diferentes
colecciones por todo el mundo, como algunos museos europeos y norteamericanos.
En la actualidad, en el Monasterio de Yuso se expone
una caja nueva realizada en 1944 donde se han colocado los relieves
conservados, mientras que los perdidos se han reproducido en metal.
Primer frontal estrecho
Cristo en Majestad
En uno de los frontales estrechos había un Cristo
en Majestad -conservado en Nueva York- con Tetramorfos y las figuras
de los reyes Sancho IV y Placencia, además del abad Blas y
de Munio. De todo ello sólo se conservan originales de estas
dos últimas figuras que se hallan postradas y orantes.
Segundo frontal estrecho
Muerte de San Millán
Esta escena ocupaba la otra cara estrecha, aunque in
situ no conservamos nada de ello pues todas las piezas se han perdido,
trasladándose a diversos museos.
Primera cara ancha
San Millán con sus discípulos
Placa de marfil original que se encuentra a la izquierda
de una de las caras anchas de la arqueta. El santo aparece con ropa
sacerdotal en compañía de tres discípulos que
también llegarán a ser santos: San Aselo, San Geroncio
y San Sofronio.
Expulsión de un demonio
Placa original que muestra al santo expulsando a un demonio
de la casa del senador Honorio en su casa de Parpalinas. Hay que hacer
notar lo ingenioso de la representación del diablo que se desliza
volando entre las arquerías de una de las torres mientras lanza
piedras al santo.
.
Robo de un caballo
Marfil original que muestra en dos registros superpuestos
el robo del caballo de San Millán por los ladrones Sempronio
y Toribio y cómo éstos pierden la vista, que recuperan
al devolverlo a su dueño. En esta representación parece
que el artista se confunde de orden puesto que representa primero
el retorno del animal y más abajo su robo.
Intento de asesinato
En la siguiente placa se relata en dos registros el episodio
en que dos endemoniados intentan matar a San Millán quemando
con antorchas su cama y cómo al final se enzarzan ellos en
una pelea ante la actitud divertida del santo.
Entierro del santo
Un ángel avisa a San Millán del momento
de su muerte y debajo de esta escena aparece su entierro en el sepulcro
con su cuerpo embalsamado.
Segunda cara ancha
San Millán da de comer a los huéspedes
En la segunda cara ancha o trasera del arca, una de las
láminas de marfil se ocupa del momento en que San Millán da
de comer a sus huéspedes con las provisiones que le enviara Honorio.
Leovigildo vence a los cántabros
La pieza central de esta parte del relicario se ocupa,
en el registro superior, de la predicación de San Millán en Cantabria,
anunciando su ruina si no cesaban en sus revueltas. En el espacio
inferior aparece Leovigildo montado a caballo en el momento de ajusticiar
a Abundancio, previo a la destrucción de Cantabria.
Multiplicación del vino
La placa derecha representa dos milagros de la multiplicación
del vino y cómo logró satisfacer a grandes multitudes.
Vertiente principal de la tapa
En la vertiente principal de la tapa del arca tenemos
seis tablas bastante estrechas que relatan los siguientes momentos
de la vida del santo:
El sueño para ir a visitar a San Felices en Bilibio
y de como éste le recibe.
La curación de un diácono poseído por un demonio.
El milagro de dos ciegos que recobraron la vista al
venerar reliquias de San Millán.
La curación de una mujer paralítica llamada Bárbara,
procedente de Amaya.
La lucha cuerpo a cuerpo de San Millán con el diablo
La curación de la criada ciega de Sicoro.
Arqueta de San Felices
Otra de las joyas que se conservan en la misma sala del
Monasterio de Yuso de San Millán de la Cogolla es la Arqueta
de San Felices de Bilibio, anacoreta que fuera maestro del propio
San Millán.
Lo primero que hay que dejar claro es que los autores
de esta arqueta no son los mismos que los de la Arqueta de San Millán.
El estilo de los relieves es más románico,
menos mozárabe, por lo que se ha fechado a finales del siglo
XI o, incluso, ya entrado en el XII.
La Arqueta de San Felices conserva una serie de placas
de marfil originales aunque existen otras que fueron a parar a otros
lugares. Los relatos no tienen ninguna relación con la vida
de San Felices sino que aluden a episodios evangélicos sobre
Cristo.
Placas de marfil conservadas in situ
Las placas que se conservan in situ son:
Última Cena
En una de las caras laterales de la arqueta tenemos
la placa más conocida y bella. Se trata de una Última
Cena donde Cristo da el bocado a Judas indicando su próxima
traición. La mesa está ocupada por panes y peces además
de utensilios como tazas y cuchillos.
Entrada de Cristo en Jerusalén
En la tapa tenemos el relieve de Jesús entrando
triunfalmente en Jerusalén cabalgando un caballo, mientras
bendice con una de las manos. Detrás le acompañan dos
apóstoles, uno de ellos identificable con San Pedro por las
llaves que porta.
El milagro de la curación de ciego de nacimiento
En la franja superior, Jesús unta los ojos del
ciego con lodo hecho con su saliva, mientras que en la franja inferior
el ciego se está lavando en la piscina de Siloé.
Resurrección del hijo de la viuda de Nain
en la placa de la resurrección del hijo de la
viuda de Nain,
hay bajo una arquitectura de dos arcos desiguales una cama vacía
con mortaja y tres hombres al lado, una persona a la que
bendice Cristo y tres personajes con nimbo a la derecha. En la
franja inferior a la izquierda, cuatro personajes con nimbo, se
continúa con una escena bajo una arquitectura similar a la
de
la franja superior, donde dos mujeres y un hombre contemplan
la incorporación de un niño en la cama.
Las placas originales que no se conservan en San Millán
de la Cogolla
Cristo en compañía de los Apóstoles.
Esta placa se halla en Viena.
Las Bodas de Caná. Actualmente se guarda en el Museo
Arqueológico Nacional de Madrid.
Virgen románica
En la misma sala donde se exponen las arquetas de San
Millán y San Felices se guarda y expone una talla de madera
románica de la Virgen en su habitual iconografía de
"Trono de Sabiduría".
Pila bautismal románica
En la iglesia del Monasterio de Yuso se conserva una
pila bautismal románica que, al parecer, procede de la iglesia
de Santa Potamia perteneciente a un barrio hoy desaparecido de la
localidad. La copa es caliciforme y gallonada, siendo lo más
hermoso la cenefa superior, muy ancha, ornada con un tallo ondulante
del que surgen hojas carnosas.
Pinche
para ver nuestro Vídeo sobre la Ruta de los Monasterios
medievales de la Rioja
Otras
rutas y monumentos románicos desde San Millán de la
Cogolla
El Monasterio
de San Millán de la Cogolla está ubicado entre dos ríos
emblemático (el Oja y el Najerilla) que además coinciden
en ser especialmente ricos en románico. Ambos valles están
recogidos en páginas de esta sección (ver el menú
de la columna izquierda)
En
el valle del Río Oja se pueden visitar lugares tan interesantes
como Valgañón, Zorraquín y Santasensio los Cantos.
Por su parte,
en el valle del Río Najerilla hay iglesias tan importantes
como las de Canales de la Sierra, Villavelayo o Mansilla de la Sierra.
Además,
desde el Monasterio de San Millán de la Cogolla, el viajero
puede acercarse, a muy pocos kilómetros, al Monasterio cisterciense
de Cañas ("El Monasterio de La Luz"), de un gótico
primitivo lleno de espiritualidad que aún conserva partes tardorrománicas,
como su excelente portada.
Por último
y dada su proximidad, merece la pena una escapada a la iglesia de
Ledesma de la Cogolla, a tan sólo 19 Km.
Portadas
tardorrománicas del Monasterio de Cañas
Aunque la iglesia del Monasterio
de Cañas es gótica, en el claustro podemos ver algunas
puertas románicas o tardorrománicas de acceso a la iglesia
y a otras dependencias monásticas.
La más
importante y hermosa es la portada de acceso entre el claustro y el
templo. Es una puerta elegante, típica del tardorrománico
cisterciense. Cuenta con cuatro arquivoltas apuntadas con decoración
de baquetones y dientes de sierra, sobre columnas tres pares de columnas
de capiteles muy sencillos.
Ledesma de la Cogolla está
a 20 Km. al este de San Millán de la Cogolla.
La iglesia de Santa María
es un interesante templo del románico rural riojano. Aunque
la nave está muy reformada en su interior por obras del siglo
XVIII, conserva en perfecto estado la cabecera y la portada y una
buena colección de canecillos.
El ábside muestra un
aspecto algo achaparrado en parte por su arquitectura rural y porque
parte del mismo está algo enterrado en la cuesta donde se asienta.
Tiene dos columnas de capiteles muy sencillos y una aspillera en el
medio.
Los
canecillos son rudos pero de gran expresividad, donde estacan las
cabezas de fieros y grotescos animales. Es curioso aquél que
muestra una cabeza de animal en que el artesano intentó esculpir
unas fauces fieras con grandes dientes pero el resultado es el de
una sonrisa.
La puerta meridional es sencilla
pero de elegantes proporciones. Cuenta con tres arquivoltas baquetonadas
y amplio guardapolvos. Los capiteles de las columnas muestran aves.
De
interés son algunos elementos de arte mueble del interior,
como la pila bautismal cuya copa está decorada con escamas
de pez y que podría reforzar la relación entre el Bautismo
y el agua (que limpia el pecado original)
También hay dos tallas
de madera de época medieval. La primera escultura representa
a la Virgen con el Niño, que aunque está muy repintada,
muestra gran hieratismo y dataría de los siglos XII-XIII. La
otra es de una figura masculina que se relaciona con San Bartolomé.