Guía
del Románico en la Comarca do Ribeiro, Ourense
Introducción
Bañada
por el río Miño y marcada por los valles que sus afluentes
Avia y Arnoia trazan hasta su desembocadura, la Comarca do Ribeiro
se sitúa en los límites más occidentales la provincia
de Ourense, confinando ya con las tierras pontevedresas de A Paradanta.
Mundialmente conocidas
por la excelente calidad de sus vinos, las tierras de O Ribeiro pueden
igualmente jactarse de albergar en sus pequeñas localidades
un magnífico patrimonio románico, empezando por el inigualable
conjunto histórico de Ribadavia; continuando por los otrora
influyentes monasterios de Melón y San Clodio, y concluyendo
en las numerosas parroquias rurales que jalonan el territorio, algunas
de ellas de enorme calidad, caso de los templos de Serantes o Castrelo
do Miño.
Pese
a que en la actualidad el territorio do Ribeiro pertenece administrativa
y geográficamente a Ourense, la totalidad de monumentos románicos
que a continuación desarrollaremos formaron parte de la Diócesis
de Tuy hasta que, en fecha muy reciente, fueron disgregados del obispado
tudense para pasar a formar parte de su homónimo ourensano.
Ribadavia
Poblada por celtas
y romanos, quienes ya desde la temprana fecha del siglo II a.C. consta
que supieron aprovechar las fértiles riberas del Miño
para la producción vitivinícola como atestiguan los
escritos de Estrabón; Ribadavia, tras caer en manos árabes,
fue reconquistada en el siglo IX por el monarca asturiano Alfonso
II, alcanzando su máximo apogeo durante la segunda mitad del
siglo XI cuando el rey García I decidió instalar en
la villa la corte del Reino de Galicia.
Ya en el siglo
XII y al amparo de grandes centros monásticos próximos
tales como Melón, Oseira y San Clodio, Ribadavia acusó
un notable crecimiento demográfico, circunstancia que explica
la proliferación de parroquias medievales tanto en su propio
casco urbano ribadaviense como en localidades circundantes.
Vinculado a la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de
Jerusalén, el dedicado a San Xoán es un edificio
de finales del siglo XII ubicado en pleno casco urbano y que, pese
a sus considerables dimensiones, responde a la prototípica
tipología rural de una sola nave culminada en cabecera semicircular
precedida de un pronunciado tramo recto.

El principal interés
de la iglesia de San Xoán se concentra en su exterior, siendo
de destacar la elegante portada occidental y, sobre todo, su potente
ábside semicircular, el cual queda dividido en tres paños
por medio de esbeltas semicolumnas entre las cuales, abren otros tantos
vanos de medio punto trasdosados por baquetones ajedrezados.

Tanto en el propio
hemiciclo absidal como a lo largo de los muros laterales, las cornisas
quedan definidas por un registro de profundos arquillos ciegos sustentados
por canecillos figurados entre los cuales, se adivinan variados relieves
a modo de metopas.
Más
información de la Iglesia
de San Juan de Ribadavia 
Emplazada sobre
una elevación también en el centro de la población,
la Iglesia de Santiago ostentó en el pasado los rangos
de colegiata y de iglesia matriz de la villa, datándose su
erección entre los últimos años del siglo XII
y primeros del XIII.
A simple vista,
llama poderosamente la atención su semejanza tanto estructural
como estilística con su vecina iglesia de San Xoán,
constando de una única y amplia nave que desemboca, tras el
consiguiente tramo recto presbiterial, en un ábside semicircular
también de considerable volumen y horadado por vanos que, fruto
de su avanzada cronología, manifiestan ya un ligero apuntamiento.
A
los pies del templo y coronada por un sobrio rosetón, abre
la portada principal, configurada a base de arquivoltas ligeramente
apuntadas que enmarcan un tímpano con decoración calada.
En el muro sur, donde perviven dos ventanales de roscas floreadas
a través de los cuales se iluminaría la nave, encontramos
un segundo vano de ingreso, mucho más sencillo y también
apuntado.
En las cornisas
volvemos a hallar el mismo repertorio decorativo apreciado en San
Xoán a base de arquillos ciegos apeados sobre canecillos historiados.
Cabe reseñar, por último, la existencia en su interior
de una imagen sedente del Apóstol Santiago cuya factura se
ha relacionado con un taller del círculo del Maestro Mateo.
Más
información de la Iglesia
de Santiago de Ribadavia 
De cronología
ya puramente gótica aunque acusando aún los últimos
retazos del aún cercano estilo románico, el suntuoso
Convento de Santo Domingo es uno de los más antiguos
de la Orden Dominica en territorio gallego.

Consta de tres
armónicas naves rematadas en otros tantos ábsides en
cuyos paños, separados por contrafuertes, abren esbeltísimos
ventanales ojivales. El tramo de los pies es, probablemente, la parte
más antigua del conjunto, desplegándose en su fachada
occidental, bajo un bellísimo rosetón, una portada en
la que, pese a su acusado goticismo, se aprecian aún ciertos
coletazos estilísticos del románico.
Más
información de Convento
de Santo Domingo de Ribadavia 
La última
de las parroquias románicas conservadas en Ribadavia es la
de Santa María de Oliveira, también llamada Santa
María del Burgo por ubicarse extramuros del primitivo núcleo
urbano medieval.

Se trata de una
modesta construcción, hoy de propiedad privada, que en origen
perteneció a los monjes del Monasterio de Oseira, quienes,
bien entrado el siglo XIII, acometieron en ella una serie de reformas
que distorsionaron su morfología original. Son de destacar
su portada de los pies así como el elegante rosetón
floral que la corona.
Alrededores
de Ribadavia
Ubicada
a escasos dos kilómetros del centro de Ribadavia en la misma
ribera del Miño, la hoy modesta capilla de San Xes de Francelos
(San Ginés) constituye el único resto conservado de
un antiguo cenobio benedictino femenino filial del Monasterio de Celanova.
Declarada Monumento
Nacional nada menos que en 1951, los restos altomedievales más
importantes se encuentran en el actual hastial occidental de la dieciochesca
capilla, destacando un gran arco de herradura central sobre columnas
y capiteles vegetales flanqueado, a cada uno de sus lados, por sendos
relieves en los que se reproducen las escenas de la Entrada Triunfal
de Jesús en Jerusalén y de la Huida a Egipto.

Completa el repertorio
decorativo una bellísima celosía calada con decoración
vegetal y perfilada por una no menos hermosa cenefa de medio punto
animada a base zarcillos y fórmulas sogueadas de clara inspiración
asturiana.
Adscrita también
al Concello de Ribadavia, la parroquia de San Cristovo de Regodeigón
conserva prácticamente íntegra su fábrica románica
original, destacando su portada de los pies, ligeramente apuntada;
así como el hastial meridional, donde además de dos
bonitas ventanas, se aprecian los restos de una portada lateral hoy
cegada.

Monasterio
de Santa María de Melón
Situado a unos
10 kilómetros al oeste de Ribadavia y en un precario estado
de conservación pese a los innumerables proyectos de restauración
y reacondicionamiento presentados, hasta hoy nunca concretados; el
Monasterio Cisterciense de Santa María de Melón es uno
de los conjuntos monumentales medievales más sorprendentes
y menos conocidos de la Galicia Interior.

Fundado en el
año 1142, pasarían unas pocas décadas para que
la primitiva construcción románica fuese sometida a
una profunda remodelación con el fin de ser adaptada a los
estrictos preceptos de la orden cisterciense, razón por la
cual hoy, lo que queda del complejo monástico se revela ante
el visitante como una armónica obra impregnada ya de un incipiente
aroma goticista.
Convertidas en
un amasijo de escombros entre la maleza la gran mayoría de
las dependencias monacales originales debido a los devastadores efectos
del abandono motivado por la Desamortización de Mendizábal,
los restos más apreciables del Monasterio de Melón se
concentran en la iglesia, proyectada en tres amplias naves de siete
tramos que, tras un marcado crucero, desembocaban en una airosa girola
a cuyo deambulatorio abrían distintas capillas radiales semicirculares;
un modelo estructural gemelo al del no lejano cenobio de Oseira y
que, más allá de Galicia, no existe parangón
entre el resto de fundaciones cistercienses.

Una vez arruinado
el cuerpo de naves y con el fin de preservar lo que aún quedaba
en pie, se procedió al cierre de la iglesia a la altura del
crucero, resultando hoy su visión de lo más llamativa.
Monasterio
de Santa María de San Clodio
También
a unos 10 kilómetros de Ribadavia, aunque en este caso en dirección
norte, el Monasterio de Santa María de San Clodio, perteneciente
al fecundo en cuanto a románico se refiere Concello de Leiro,
es el segundo de los cenobios medievales conservados en tierras do
Ribeiro.
De fundación
remota que incluso algunos especialistas, pese a la ausencia de documentación,
atribuyen a monjes leoneses huidos de la meseta ante la amenaza arriana,
consta su existencia desde al menos el siglo XII como abadía
benedictina que, en 1151, acabaría por abrazar definitivamente
la regla cisterciense convirtiéndose en un cenobio de referencia
gracias a las abundantes rentas que le reportaba la producción
vitivinícola.

Ya en fechas más
recientes, pese a que también sufrió un breve periodo
de abandono debido a la Desamortización, corrió mucha
mejor suerte que su homónimo de Melón al ser repoblado
por benedictinos procedentes de Samos que, a finales del siglo XX,
se vieron obligados a abandonarlo por su mal estado de conservación,
situación hoy afortunadamente subsanada gracias a una restauración
y posterior readaptación a fines hosteleros.
Presenta la iglesia
una planta basilical de tres naves abiertas, sin solución de
continuidad, a una cabecera triabsidial escalonada. Al interior, las
naves quedan separadas por arcos apuntados soportados por pilares
cuadrangulares cuya articulación delata la existencia en origen
de una techumbre de madera sustituida, siglos después, por
las actuales bóvedas estrelladas.

La fachada principal,
algo mutilada por la adición del tan recurrente en Galicia
campanario barroco, se estructura en tres calles divididas cada una
de ellas en dos cuerpos en altura: abriéndose en el registro
superior un elegante rosetón flanqueado por sendos óculos,
y en el inferior una portada de arquivoltas apuntadas abrazadas por
la típicamente cisterciense chambrana de puntas de diamante.
Santo
Tomé de Serantes (Leiro)
En un entorno
de singular belleza perteneciente también al término
de Leiro, la parroquia de Santo Tomé de Serantes es una de
las joyas más interesantes y desconocidas del románico
rural gallego, amén de constituir un claro ejemplo que constata
el hecho de que la riqueza del románico gallego no se circunscribe
en exclusiva a fundaciones monacales, sino también a modestas
feligresías locales.
Pese a su gallarda
apariencia exterior, nos encontramos ante una construcción
que responde a la prototípica estructura del románico
rural gallego de una sola nave rectangular techada en madera que culmina
en un espacio cabecero de dos tramos y testero recto cubierto, en
este caso, con bóveda de cañón apuntada.

Al igual que apreciábamos
en las parroquias urbanas de Ribadavia, volvemos a encontrar a lo
largo de los muros exteriores de Serantes el recurso de enriquecimiento
de cornisas a partir de profundos arquillos ciegos apeados sobre canecillos
figurados, presentándose la particularidad de que, en lugar
de metopas entre canes, son los propios arquillos los que acogen bajo
su rosca distintas figuraciones animadas.
Al costado sur
asomando a un espacio cementerial, abre el ingreso lateral, constituido
por arquivoltas de medio punto molduradas que cobijan un tímpano
labrado sostenido por mochetas decoradas con mascarones antropomórficos.
Mucho mayor interés
concentra en todo su conjunto la fachada occidental, en la que lo
primero que llama la atención es el monumental rosetón
de tracería románica que corona el imafronte, el cual
se presenta cobijado por dos arquivoltas de medio punto cuyos soportes
se proyectan hasta la sobresaliente cornisa que protege el vano de
ingreso.

La portada propiamente
dicha, ligeramente apuntada y protegida por un breve tejaroz sostenido
por los ya recurrentes arquillos ciegos sobre canecillos, despliega
un prominente guardapolvo y tres arquivoltas apeadas sobre columnillas
acodilladas culminadas en capiteles vegetales y zoomórficos.
Presidiendo el
tímpano se aprecia una cruz flordelisada flanqueada por las
figuras de María y San Juan, habiéndose interpretado
la escena como una representación del Calvario. Perfilando
el tímpano se adivina también una inscripción
en que aparece citada la era de 1208, que trasladada a nuestro actual
calendario, serviría para datar la construcción de la
iglesia en torno a 1170.
Más
información de la Iglesia
de Serantes 
Otras
iglesias románicas en el Concello de Leiro
Después
de la monumental Ribadavia, es el Concello de Leiro quien puede presumir
de aglutinar más edificios románicos de toda la comarca
do Ribeiro ya que, amén de los sobresalientes y ya comentados
de Santa María de San Clodio y de Santo Tomé de Serantes,
han llegado a nuestros días otras tres parroquias románicas
como son las de Gomariz, Lamas y Lebosende.
La Iglesia de
Santa Mariña de Gomariz, erigida en un privilegiado enclave
desde el que se domina buena parte del valle del río Avía,
es un interesante edificio citado documentalmente ya en la temprana
fecha de 1138 y del que se ha llegado a especular sobre un posible
origen templario.
La parroquia actual,
filial del desaparecido priorato de Toxos Outos, responde al reiterativo
modelo rural de una sola nave canónicamente orientada que desemboca
en una cabecera cuadrangular hoy algo desfigurada por la adición
de un cuerpo tardío a su costado meridional. En el muro del
testero abre una desproporcionada ventana de una arquivolta con chambrana
ajedrezada que descansa sobre dos columnillas rematadas por capiteles
y cimacios vegetales.

La fachada de
los pies, sin duda la más interesante, se eleva flanqueada
por dos robustos contrafuertes en dos cuerpos coronados por una graciosa
espadaña de piñón triangular. En el registro
alto, en lugar de un óculo o rosetón como suele ser
más habitual, fue habilitado un funcional ventanal de medio
punto que ilumina toda la nave.
La portada de
ingreso, protegida por un tejaroz sostenido por estilizados canecillos,
despliega dos arquivoltas de marcado peralte apeadas sobre esbeltas
columnas de fustes entorchados coronados por capiteles zoomórficos
y vegetales de tosca labra.

Se conserva, anejo
a la iglesia de Gomariz, un misterioso inmueble en cuya puerta de
acceso, pese a las mutilaciones sufridas, se percibe aún el
prototípico perfil románico de arco de medio punto y
tímpano soportado por mochetas. Esta construcción, a
buen seguro vinculada a la iglesia y que aportaría más
pistas sobre su pasado monacal, ha sido conocido como "celeiro",
término gallego que en castellano equivaldría a granero,
silo o cilla.
La pequeña
parroquia de Santa María de Lamas, conservada también
en toda su integridad, se yergue, según la tradición,
en las proximidades de un castillo desaparecido en el que se supone
estuvo cautivo Alfonso VII.
La construcción,
de extrema sencillez, presenta la clásica tipología
rural de nave rectangular, cubierta de madera, y rematada en su correspondiente
cabecera de testero plano. Al exterior, tanto cuerpo como ábside
queda recorrido en sus cornisas por una interesante y variada colección
de canecillos.

De sus dos portadas,
la meridional presenta un vano adintelado de gran simpleza coronado
por una rosca dovelada que acoge un tímpano liso; mientras
que la de los pies, de mayor complejidad, despliega tres arquivoltas
ligeramente apuntadas sobre un tímpano decorado con una cruz
incisa de tipología flordelisada.
La última
de las manifestaciones medievales del Concello de Leiro se encuentra
en la parroquia de San Miguel de Lebosende, templo profundamente
reformado en tiempos modernos pero que conserva aún su primitiva
portada occidental tardorrománica.

Consta ésta
de tres arquivoltas baquetonadas y de roscas apuntadas abrazadas por
un guardapolvo animado por fórmulas vegetales y perlones esféricos.
Descansan los arcos sobre columnas acodilladas rematadas por capiteles
en los que fueron labrados motivos vegetales y figurativos, destacando
por encima de todo, las dos mochetas que sostendrían un hoy
inexistente tímpano, en las cuales fueron plasmadas representaciones
antropomórficas.
Castrelo
do Miño
Coronando un otero
desde el que antaño se vislumbraba una amplia panorámica
del valle del Miño y que hoy constituye un balcón privilegiado
sobre la faraónica y polémica presa de Castrelo, la
iglesia parroquial de Santa María de Castrelo do Miño
debió ser, en origen, una construcción equiparable a
las conservadas en el casco urbano de Ribadavia.
Lamentablemente
y como tantos otros templos gallegos, sufriría una considerable
reforma en tiempos del barroco de la que tan sólo se salvaron
la torre campanario, adosada al costado meridional, y el ábside
semicircular, en el cual es fácil adivinar la cercana influencia
de los templos urbanos ribadavienses a través del registro
de arquillos ciegos sobre canes que coronan las cornisas.

Se articula el
perímetro absidial en tres paños separados por esbeltas
semicolumnas rematadas en capiteles, abriéndose, en el centro
de cada una de las calles, elegantes ventanales de medio punto trasdosados
por molduras ajedrezadas. Además de los canecillos figurados,
resultan muy llamativos los relieves que, a modo de metopas, se acomodan
bajo cada uno de los arquillos de la cornisa, distinguiéndose
motivos vegetales, geométricos y animalísticos.

Al interior, coronando
la bóveda absidial, se conservan interesantes pinturas murales
de cronología tardogótica en las que, imitando los programas
e incluso la estética románica, se reproduce una completísima
escena del Juicio Final.
También
dentro del Concello de Castrelo, en la modesta iglesia de Santa
María de Prado do Miño se aprecia aún, camuflada
entre los muros cementeriales, su primitiva estructura románica
de una nave rematada en su consiguiente ábside cuadrangular
coronado por toscos canecillos.

Iglesias
románicas en torno a Carballeda de Avia
Unos pocos kilómetros
al norte de Ribadavia, el pequeño Concello de Carballeda Avia
atesora tres iglesias románicas.
La más
interesante de todas es la de Santo André de Abelenda das
Penas, levantada, según sostienen algunos investigadores
a tenor de diversos restos aparecidos en el entorno, en las proximidades
de una villa romana.

Erigida en buena
sillería granítica, presenta una única nave cubierta
de madera abierta, en origen, a un ábside cuadrangular hoy
remodelado. Al exterior, sostienen sus cornisas interesantes canecillos
en los que fueron labrados enigmáticas cabecitas bastante repetidas
en iglesias de la comarca

En la fachada
de los pies, coronada por una graciosa espadaña triangular
de doble ojo, abre su portada principal, constituida por una chambrana
ajedrezada y dos arquivoltas ligeramente apuntadas que descansan sobre
esquemáticos capiteles muy erosionados. En el tímpano,
perfilado por una cenefa abotonada, fue labrada una curiosísima
cruz de inspiración celta.
Semejante morfología
presenta la pequeña iglesia de San Xiao de Muimenta,
conservándose, esta vez si, su cabecera original de planta
cuadrangular cuajada de interesantes canecillos, algunos de ellos,
de temática antropomórfica.

Su portada principal,
encarada a poniente, consta de un sencillo vano adintelado abrazado
por arquivoltas de medio punto baquetonadas que quedan, a su vez,
trasdosadas por el conocido guardapolvo taqueado. Al costado meridional
abre una segunda portada mucho más sencilla, constituida por
un simple y estrecho vano dovelado.
La última
y no por ello menos interesante manifestación románica
del municipio de Carballeda de Avia es la iglesia de Nosa Señora
do Lodairo, templo de tipología rural que vio como durante
el barroco fue reconstruida su cabecera que, a buen seguro, respondería
a la prototípica tipología cuadrangular tan común
en toda la comarca.

Además
de la bien conservada colección de canecillos que recorren
los muros de la nave, algunos de ellos figurados, el interés
del edificio se centra en su portada de los pies, ligeramente apuntada
y que acoge un originalísimo tímpano decorado con cadenetas,
estrellas y una cruz griega de botón central inscrita en una
moldura cuadrangular.
Iglesias
románicas del Concello de Cenlle
Al norte de Ribadavia
en dirección O Carballino, el Concello de Cenlle sorprende
al visitante con dos templos cuyas portadas son un buen ejemplo de
la enorme originalidad y variedad temática que atesoran los
tímpanos del románico gallego.
En
la iglesia de Santa María de Razamonde, profundamente
reformada durante el barroco, tan sólo han sobrevivido de su
primitiva fábrica románica los muros perimetrales de
la nave, abriéndose en su hastial meridional una interesante
portada de una sola arquivolta apuntada y perlada trasdosada por una
cenefa ajedrezada a modo de guardapolvo.
Los capiteles
presentan una ornamentación geométrica considerablemente
desgastada, mientras que en el tímpano, sostenido por sendas
mochetas rematadas en pomos, identificamos una cruz patada central
flanqueada por diversos elementos geométricos.
Muy cerca de Razamonde,
la iglesia de San Xoán de Sadurnin vio igualmente como
su estructura original fue modificada durante la Edad Moderna, conservándose,
como testimonio más sobresaliente de esa primitiva construcción
altomedieval su portada de los pies, de dos arquivoltas abocinadas
y de perfil apuntado que reposan sobre columnas rematadas en capiteles
figurados.

Remata la portada
una chambrana decorada con puntas de diamante, signo inequívoco
de una cronología tardía que bien pudiera enmarcarse
entre las décadas finales del siglo XII y las primeras del
XIII. Preside el tímpano una cruz patada de Malta.
La iglesia de
Santa María de Esposende presenta como principal atractivo,
además de una curiosa inscripción de carácter
goticista que recorre el perímetro exterior de una capilla
añadida al costado norte; su portada de los pies, de medio
punto y, como sus vecinas, dotada de tímpano ornamental en
el que el motivo principal es una tetrapétala inscrita en un
círculo simulando la forma de una cruz.
El último
testimonio románico del Concello de Cenlle lo constituye la
iglesia de San Miguel de Osmo, tan remodelada en fechas posteriores
que sólo unos humildes canecillos atestiguan en la actualidad
su origen medieval.
Románico en la vecina comarca de Carballino
La comarca de Carballino limita con la de O Ribeiro por
el norte por lo que la incluimos también en este artículo.
Iglesia de Astureses
Sin duda, la mejor iglesia de la comarca de Carballino
es la de Astureses. Aunque se puede considerar dentro del apartado
del románico rural orensano, su construcción fue llevada
a cabo por un buen taller como se aprecia perfectamente en la altura
de sus muros.
Son destacables su bonita cabecera semicilíndrica
con magníficos ventanales y las dos puertas de ingreso, la
del norte, sencilla y la del oeste mucho más monumental.
Más
información de la Iglesia
de Astureses 
(Autor
del artículo/colaborador de ARTEGUIAS:
José Manuel Tomé)
