Catedral
de Santiago de Compostela
La construcción
de la gran Catedral de Santiago de Compostela debió
comenzar alrededor del año 1075, promovida por el obispo Diego
Peláez y dirigida por el Maestro Esteban.
Este singular
edificio es sucesor de otros anteriores que sirvieron para albergar
y dignificar los restos del Apóstol descubiertos en "Compostela"
(Campo de Estrellas) a comienzos del siglo IX, como las iglesias que
en diferentes momentos mandaron construir los monarcas Alfonso II,
Alfonso III y Bermudo II.
A lo largo
de las décadas siguiente y ya bajo el auspicio de Diego Gelmírez
las obras mantuvieron un ritmo intermitente en función de diferentes
conflictos de la época.
Se puede decir
que la mayor parte de la Catedral estaba construida hacia el 1122.
Como
otras grandes catedrales en el Camino de Santiago de Francia (Tolouse,
Conques...) el edificio se concibió como una armoniosa cruz
latina de tres naves y crucero también de tres naves.
Los arcos
formeros y fajones apoyan sobre pilares de sección cuadrada
con cuatro semicolumnas adosadas con capiteles vegetales, muchos de
ellos, pero algunos historiados de extraordinaria belleza.
La
cabecera de la Catedral de Santiago de Compostela incorporaba una
amplia girola y cinco capillas radiales.
En estos primeros espacios trabajaron diversos escultores
de gran calidad que se han de relacionar con la catedral de Jaca,
la Abadía de Santa Fe de Conques y San Sernín de Toulouse.
Todo el alzado
del templo se adornaba con un piso de tribuna -que ayudaba a estebilizar
el peso de la bóveda de la nave central- por lo que el aspecto
vertical y palaciego de la iglesia se intensificaba.
Las
puertas de ingreso
La Puerta Francígena
En los hastiales
del transepto había fachadas y puertas monumentales. De la
del norte (fachada de la Azabachería) sólo han quedado
algunos restos.
La Puerta
de Platerías
Mejor conservada
está la de las Platerías con sus dos grandes puertas
y un mareante conjunto de esculturas en algunos casos colocadas anárquicamente.
La Puerta
de la Transfiguración
Hoy
se sabe que en la fachada occidental también existió
una entrada monumental formada por dos puertas simétricas,
como vemos hoy en Platerías y como fue la Francígena.
Esta portada ya fue descrita por el autor del Codex Calixtinus pero
se dudaba de su veracidad, hasta que en los últimos trabajos
de restauración han aparecidos restos arqueológicos.
El
Pórtico de la Gloria
El misterioso
Maestro Mateo comenzó su intervención en 1168 y se ocupó
de los últimos tramo de la nave y de la construcción
de la cripta que soportaría el famoso y majestuoso Pórtico
de la Gloria (para ello se debió desmontar previamente la citada
Puerta de la Transfiguración), además del coro del que
han perdurado importantes piezas.
Este conjunto
monumental creado como entrada occidental y principal de la catedral
de Santiago de Compostela es uno de los más grandes monumentos
medievales del mundo y paradigma de la evolución que durante
la segunda mitad del siglo XII sufre el románico hacia el naturalismo
gótico.
Lamentablemente,
los aires barrocos del siglo XVIII desvirtuaron exteriormente la originalidad
románica.
Se sustituyó
la fachada de la Azabachería y se cubrió la gran fachada
occidental con la la del Obradoiro, entre otros muchos cambios y transformaciones
que dificultan externamente intuir la grandeza de esta majestuosa
catedral.
Santiago
de Compostela: Santa María del Sar
La catedral
de Santiago de Compostela no es el único monumento románico
de la ciudad. En las afueras, se encuentra la Colegiata de Santa María
del Sar.
Es
un edificio de gran porte, con tres naves rematadas en cabecera tripartita
de gran belleza gracias a su equilibrado ábside poligonal con
ventanas y columnas.
La fachada
occidental es muy austera y el muro norte está tapado por los
enormes arbotantes que tuvieron que construirse en época posterior
para evitar su desplome.
En el interior
lo más inmediatamente perceptible es la acusada desviación
de los arcos formeros y pilares hacia el exterior, posiblemente por
la acción de filtraciones de agua del Río Sar. No debemos
dejar de ver el interior del ábside central con sus proporcionadas
arquerías murales superpuestas.
El claustro
conserva un ala de estilo románico también alterado
por contrafuertes. Sus arcos son de gran barroquismo por sus arquivoltas
repletas de motivos florales y geométricos.
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En nuestra
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María Salomé.
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Quien visite Santiago y su catedral, además de
disfrutar de esta bella ciudad, puede acercarse a otros lugares cercanos
como a la iglesia románica de Santa María de Herbón,
Padrón, a la que se llega en media hora en automóvil.
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