En el año
507 vemos a los lombardos o longobardos en Panonia y Norico,
liderados por Wacho, que llevaría a su pueblo hasta la
Retia. Aliados de Justiniano, el bizantino los emplearía
en su lucha contra los ostrogodos, causa por la que llegan a Italia.
Integrados en el ejército de Narsés, contribuirán
a la derrota del último rey ostrogodo, Tótila.
Alboíno,
rey a la sazón del los lombardos, logró aglutinar
en torno a sí a diversos grupos de mercenarios que habían
sido enviados a combatir a los ostrogodos, tomando ciudades del
norte de Italia - Pavía se convertirá, a partir
de 572, en capital del reino -. Sin embargo, los lombardos y sus
aliados bárbaros no lograron articular ninguna entidad
étnica ni política, por lo cual, a la muerte del
líder carismático, en este caso Alboíno,
la confederación se deshizo en treinta y cinco bandas que,
lideradas por un dux o duque, constituirán otras
tantas entidades territoriales conocidas como ducados lombardos.
En 584,
surgirá un nuevo líder, Autario, capaz de aglutinar
los dispersos ducados y desarrollar una intensa actividad expansiva:
Padua es conquistada en 602, Génova en 640, Tarento en
675 y Ravena en 751, llegando los lombardos a dominar toda Italia
menos Venecia y Roma.
Paralelamente
a esta actividad militar, los lombardos intentan consolidar el
reino mediante la recuperación de la administración
romano-ostrogoda, objetivo que intenta Agiulfo, mientras que Rotario
promulgó un Edicto en 643 que, aunque mantiene el dualismo
y es aplicable sólo a la población lombarda, posee
una fuerte impronta romana. Liutprando, finalmente, se convertirá
al catolicismo en un intento de atraerse a la población
italo-romana, en un proceso muy parecido al que conduce a la consolidación,
por ejemplo, del Reino visigodo de Toledo. Sin embargo, el contexto
político y geográfico itálico iba a frustrar
la creación de este naciente estado lombardo: Y es que,
las pretensiones lombardas sobre los Estados Pontificios, iban
a llevar a los papas a llamar a la que ya se presentaba como potencia
emergente y fiel aliada de Roma, los francos, uno de los cuales,
Carlomagno, acabaría haciéndose con la Corona de
Hierro, convirtiéndose en rey de francos y longobardos.
(Autor
del texto del artículo/colaborador de ARTEGUIAS:
Jorge Martín Quintana