Guía
del
arte románico en la Comarca de Boedo-Ojeda, Palencia
El Boedo
y la Ojeda forman una comarca del centro-norte de Palencia
en su sector más oriental, junto a la provincia de Burgos.
Se trata
de una de las comarcas más ricas e importantes de toda
España en cuanto a románico se refiere.
Aquí
nos ocuparemos de las iglesias (parroquial y ermita) de Perazancas
de Ojeda; la espectacular iglesia de Moarves de Ojeda
con su famosa fachada; las iglesias parroquiales de Zorita
del Páramo, Pisón de Ojeda, Quintanatello
de Ojeda, Dehesa de Montejo, Nogales de Pisuerga, Dehesa
de Romanos, Sotillo de Boedo, Santibáñez de Ecla,
Villabermudo de Ojeda, Páramo de Boedo, Sotobañado
y Priorato y Vega de Bur, además de los restos
conservados en su cementerio.
Mención
especial dedicaremos a los cenobios de la comarca: el Monasterio
de San Andrés de Arroyo y la iglesia monástica
de Santa Eufemia de Cozuelos.
También
nos ocuparemos brevemente de especialísima pila bautismal
conservada en Colmenares de Ojeda.
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para ver nuestro Vídeo sobre la Ruta del Románico
por el Norte de Palencia: Comarcas de Boedo-Ojeda y Aguilar
de Campoo
Perazancas
de Ojeda. Ermita de San Pelayo
La
Ermita de San Pelayo de Perazancas de Ojeda es un monumento singular
en el panorama del románico castellano y probablemente
es una las construcciones medievales más relevantes de
toda la comarca de Boedo-Ojeda, a pesar que su modesta estampa
no alcanza la espectacularidad de otros monumentos.
En efecto, este pequeño
edificio reúne tres circunstancias poco o nada habituales
y que le prestan un enorme valor histórico.
En primer lugar citaremos
el origen mozárabe del templo que se aprecia en la puerta
occidental. Los elementos de esta puerta (de especial interés
son las columnas con capiteles corintios de clara estética
prerrománica) debieron pertenecer a un templo anterior
mozárabe desaparecido cuando se construyó la construcción
románica y reaprovechada y colocada en este lugar.
La otra particularidad
es su primitivísimo ábside (probablemente de la
octava década del siglo XI) donde se combinan dos tendencias
clave en el románico. Nos referimos a la del románico
lombardo y el jaqués. El estilo lombardo queda representado
en sus arquillos murales, mientras que el jaqués lo hace
en la cornisa con su rudo taquedo no esculpido en resalte sino
tallado en profundidad.
Esta fisonomía
nos trae a la memoria algunas iglesias del nordeste de Huesca
como Santa María de Alaón en Sopeira o las iglesias,
también oscenses, de Villaroé y Castanesa.
El tercer elemento sobresaliente
de la Ermita de San Pelayo de Perazancas es el conjunto de frescos
románicos que se hallan en sus muros interiores.
Desgraciadamente la conservación
ha sido deficiente y sólo nos han llegado algunos fragmentos.
Pero ello no es óbice para distinguir con claridad las
habituales escenas de Cristo en Majestad, los Evangelistas, el
Apostolado y otros personajes bíblicos. La calidad plástica
de estos restos es considerada muy alta.
Perazancas
de Ojeda. Iglesia parroquial de la Asunción
La iglesia parroquial
de la Asunción de Perazancas de Ojeda suele quedar eclipsada
por la ya citada ermita de San Pelayo, pero no hay que olvidar
los importantes testimonios románicos, de probable origen
monástico, de este edificio.
Originalmente tenía
planta de cruz latina y triple ábside aunque las reconstrucciones
históricas sólo han dejado de época románica,
al margen de la espadaña, el ábside central de buena
sillería con sus canecillos y un precioso ventanal moldurado
con columnillas.
El plato fuerte es la
portada, cuya primera peculiaridad es que el apoyo interno está
constituido por triples columnas, que es algo muy poco frecuente.
Además, la arquivolta
intermedia está decorada con una corona de músicos
(algunos con cabezas de animales) que tocan diversos instrumentos
medievales: tambores, arpas, violas, laúdes, etc. A pesar
del desgaste de algunas de las figuras se aprecia las manos de
un taller cualificado tras ellas.
Palencia
destaca por la calidad de algunas de sus pilas bautismales. La
que se encuentra en el interior de la iglesia gótica de
Colmenares de Ojeda es una de las mejores. Posiblemente sea de
finales del siglo XII.
La copa
se decora con profusión de imágenes: la escena de
las Tres Marías ante el sepulcro vacío de Cristo
y una graciosa colección de soldados durmiendo, el
Bautismo por inmersión y la Resurrección de Lázaro,
amén de algunas tallas de monstruos fabulosos.
La calidad
y composición de las tallas apuntan a pensar que en esta
pila trabajó un maestro de primer orden, quizás
vinculado al Apostolado de Moarves.
La iglesia de San Pelayo de Pisón de Ojeda
nos encanta gracias a su ubicación en lo alto de una loma
rodeada de campo.
A pesar de sus pequeñas dimensiones, no hay
que tomar a este templo como un edificio de segunda fila puesto
que el interior está construido según los ideales
románicos, es decir, completamente abovedado. En efecto,
la nave se cubre con bóveda de medio cañón
apuntado con arcos fajones de refuerzo que terminan en semicolumnas
adosadas a los muros laterales.
El arco triunfal también es apuntado con columnas
encapiteladas con cestas vegetales.
Exteriormente, el ábside muestra una pulcra
sillería. Todo él es liso salvo por el ventanal
central con guardapolvos de puntas de diamante. Las columnas repiten
motivos vegetales sencillos.
También se ha conservado la simplísima
portadita del muro sur con arcos de medio punto sobre las jambas.
Vega
de Bur. Iglesia parroquial de San Vicente Mártir
La iglesia parroquial de San Vicente Mártir
es en la actualidad un edificio del gótico final con algunos
elementos tardorrománicos interesantes, como son la puerta
de ingreso del muro sur, la espadaña elevada sobre el hastial
occidental y dos interesantísmos capiteles recientemente
descubiertos tras el retablo.
La puerta meridional, más tardía que
la que se encuentra en el cementerio de la que luego nos ocuparemos,
pero claramente inspirada en ella.
Tiene una arquivolta de anchísimo bocel decorado
con ajedrezado y el ancho guardapolvos con dientes de sierra.
Con todo, las sorpresa románica más
agradable es la presencia de dos columnas en las esquinas de la
cabecera que se hallaban ocultas tras el retablo y que fueron
halladas hace muy pocos años. Uno de ellos muestra la bastante
habitual escena de Sansón desquijarando el león.
El otro es más curioso si cabe puesto que en él
se han fusionado dos iconografías que se prodigan pero
por separado: la del caballero vistorioso que con la pata de su
caballo aplasta a un personaje en cuclillas y la de la cetrería,
pues en el caso que nos ocupa el caballero lleva una rapaz en
la mano derecha.
Aunque fuera del contexto románico, no podemor
dejar de citar aquí el espectacular ventanal gótico
que encontramos en el muro sur de la cabecera, con dos parteluces,
tracerías y relieves calados en las enjutas.
Vega
de Bur. Ruinas de la iglesia de San Tirso (Cementerio)
A unos cientos de metros del caserío de Vega
de Bur hallamos el cementerio acogido por las ruinas de la iglesia
de San Tirso, posible parroquial del despoblado de Mediniella.
Además
de parte de los muros y un ventanal, lo más notable es
la puerta sobre su arimez, perfectamente coservada, aquí
incluido el tejaroz con cuatro canecillos. Es obvio que está
muy relacionada con la puerta de la iglesia de Dehesa de Romanos.
Tanto, que se podría aventurar que ambas son obras del
mismo taller.
Quintanatello
de Ojeda
La iglesia
parroquial de Quintanatello de Ojeda está dedicada a la
asunción de la Virgen. Como veremos, estaríamos
ante un edificio realizado en dos campañas constructivas
separadas por más de dos siglos pero con intención
de establecer un nexo de unión estilístico.
La cabecera
es una obra tardorrománica, podiblemente de las primeras
décadas del siglo XIII. Al exterior es de humilde mampotsería,
sin articulación alguna y canecillos mayoritariamente de
perfil de nacela.
Más
interesante es al interior, pues observamos dos parejas de columnas
en el arco triunfal y en el de embocadira del presbiterio con
el ábside. Son de temática vegetal, pero de aceptable
talla.
Para algunos
autores la nave, incluida la puerta del lado sur es del tercer
cuarto del siglo XV, es decir fruto de un apego a formas románicas
en plena época del final del gótico. Aunque tan
fenómeno pueda resultar chocante, la verdad es que hay
numerosos casos, no sólo en la provincia de Palencia, sino
en toda la España cristiana medieval -muy especialmente
la rural- donde la inercia románica alcanzó los
siglos bajomedievales.
La nave
es de medio cañón apuntado y las columnas de los
capiteles muestran una morfología y plásticas más
góticas que románicas.
Por su
parte, la puerta sería una imitación arcaizante
de las de Vega de Bur.
Santa
Eufemia de Cozuelos
Santa Eufemia de Cozuelos, dentro del término
de Olmos de Ojeda, es un monumento de propiedad particular que
se halla en una finca privada hoy dedicada al negocio de la Hostelería.
Se trata de una iglesia monástica benedictina
del siglo XII que luego acogió la reforma cisterciense
para más tarde convertirse en propiedad de la Orden de
Santiago.
En la cabecera, transepto y el cimborrio se aprecia
una clara influencia de las formas arquitectónicas de la
también palentina de San Martín de Frómista.
Si bien se remató con una sola nave similar a la del vecino
monasterio de San Andrés de Arroyo.
Todo el edificio está completamente edificado
con sillería dorada perfectamente cortada escuadra.
La
iglesia tiene dos puertas, una en el muro oeste y otra más
pequeña que comunicaba el templo con el claustro desaparecido.
En el interior los arcos son agudos y la nave se
aboveda con crucería, no así el transepto que lo
hace con bóveda de medio cañón apuntado.
Muy destacable es la cúpula del cimborrio
construido sobre el crucero. Se eleva sobre trompas que cobijan
relieves de los cuatro Evangelistas.
Por su parte, los capiteles de las columnas de la
iglesia centran su iconografía en las águilas, leones,
amén de otros historiados como el de la escena de Sansón
y el león.
Son numerosos los capiteles que incorporan una serie
de volutas rítmicamente escalonadas como imitando el oleaje
del mar. Todo ello asocia estrechamente esta escultura a la de
San Pedro de Cervatos.
En la nave adosada al norte hay un interesante lapidario
con columnas y otros restos procedentes del desparecido claustro.
Entre los capiteles más interesantes iconográficamente
resaltamos el de las Tres Marías ante el sepulcro vacío
de Cristo.
La iglesia de San Juan
Bautista de Moarves de Ojeda es uno de los símbolos del
románico de Palencia.
La facha meridional es
de gran belleza. Construida con sillería rojiza dispone
de una buena puerta de cinco arquivoltas, algunas con anchos ajedrezados,
que descansan sobre columnas con capiteles que reflejan la lucha
entre el bien y el mal y lo pecaminoso.
Por encima, el conocido
friso ofrece la figura del Pantocrátor, protegido del Tetramorfos
y escoltado por la comunidad apostólica.
También es interesante,
ya en el interior, su pila bautismal.
El Monasterio
de monjas cistercienses de San Andrés de Arroyo fue fundado
en 1181 por Alfonso VIII. La iglesia monástica fue terminada
en 1122.
Debido a su impulso regio y su vinculación con el Real
Monasterio de las Huelgas, este cenobio palentino es uno de los
más notables y elegantes del Císter femenino en
España.
El conjunto
monacal cuenta con la iglesia abacial con notable cabecera, el
espectacular claustro y su sala capitular. También son
motivos de interés el famoso rollo jurisdiccional y la
Capilla de Ajusticiados.
La iglesia
es un
templo de una nave, con crucero y tres ábsides, el central
poligonal y los laterales cuadrados. La luz se deja entrar mediante
grandes ventanales.
El gusto
cisterciense tardío impregna la construcción como
denotan las bóvedas de crucería sencilla, los ventanales
todavía románicos pero muy estilizados y los soportes
constituidos por pilares cruciformes con dobles columnas en sus
caras y otras más finas en los codillos.
Al igual que Las Huelgas, se adosó una especie
de pórtico lateral adosado al norte con ventanales y su
respectiva portada con arquivoltas apuntadas sobre columnas
Acaso
lo más admirado del monasterio es la Sala Capitular y sobre
todo el claustro, al que le falta la crujía oriental.
Como ha destacado algún autor, si la Orden del Císter
trató de imponer una estética contenida como reacción
al manierismo románico francés del siglo XII, no
cabe duda que este claustro -emparentado con las Claustrillas
de las Huelgas- demuestra que también al mundo cisterciense
le alcanzó un espíritu barroco y efectista. La esbeltez
de los fustes, la sofisticación de las copas de los capiteles
y sobre todo las famosas columnas angulares realizadas con virtuosismo
reflejan la decadencia y a la vez belleza de los estilos en fase
de extinción.
La
iglesia parroquial de Nogales de Pisuerga dedicada a San Juan
es una construcción románica de principios del siglo
XIII, cuya estructura original era de una nave con espadaña
a los pies, cimborrio en el primer tramo y cabecera formado por
presbiterio y ábside.
Siglos
después de añadió una nave moderna en el
costado norte.
La cabecera
es muy sobria, con un ventanal de doble arco y gran derrame.
Del exterior,
sin embargo, lo más fotogénico es es el hastial
oeste, gracias a al ventanal del centro del muro y, sobre todo,
la espogada espadaña de dos niveles o cuerpos, el primero
con dos huecos de campanas y el superior cin uno solo.
En el
interior hay que destacar la estructura sobre la que se elifió
la cúpula del cimborrio ya que las pequeñas trompas
nacen de muros bastante sobreelevados respecto al arco triunfal.
Cada una de estas trompas cobija uno de los símbolos del
Tetramorfos.
También
hay que fijarse en la escultura tanto de los capiteles interiores
como de los canecillos en el exterior.
Zorita
del Páramo
De monumental
se podría tildar la iglesia de San Lorenzo de Zorita del
Páramo. A la construcción medieval, realizada en
dos fases se le añadieron elementos renacentistas (como
la puerta sur) y barrocos (la torre campanario de los pies).
El edificio
románico es de una nave, transepto con cimborrio en el
crucerio y cabecera con ábside semicircular. Existe una
clara desviación entre el eje de la nave y el de la cabecera
lo que parece deberse a dos etapas dentro de la construcción
románica.
La cabecera
es lisa, salvo por los ventanales del ábside y de los muros
presbiteriales.
La parte
más vistosa del exterior es, sin duda, la puerta occidental,
influida por los gustos cistercienses. Está constituida
por ocho arquivoltas ligeramente apuntadas (la interior con un
relieve en zigzag) sobre columnas con capiteles vegetales menos
una pareja que lleva animales fantásticos.
Una vez
en el interior, observamos la nave abovadad con medio cañón
apuntado, los arcos torales que soportan el cimborrio cuya cúpula
es eleveda por trompas. Dos de los capiteles de estos arcos torales
son historiados con las representaciones de Sansón desquijarando
al león y un caballero con lanza y escudo matando a un
dragón.
En lo
vertices de las trompas aparece el Tetramorfos y en uno de los
codillos una Virgen con el Niño Jesús (sorpendente
su ubicación).
Otro detalle
significativo el constituido por las arquería ciegas de
carácter decorativo que se adosaron sobre los muros interiores
del presbiterio. Tienen la particularidad de tenet perfil apuntado
al exterior pero de intradós trilobulado, al estilo de
otras uglesias palenticas como Villanueva de Pisuerga, Vallespinoso
de Aguilar o la cántabra de Santa María de Piasca.
También se conserva una pila bautismal medieval
con forma troncocónica y escasa decoración.
La comarca
de Boedo-Ojeda cuenta con muchísimas más iglesias
y restos menores. Tal es el caso de la iglesia parroquial de Dehesa
de Montejo, con su sencilla puerta de aros semicirculares más
dos columnas con sencillos capiteles fitomorfos.
Dehesa de Romanos
Aislada sobre una loma situada entre los dos barrios
que componen el caserío de Dehesa de Romanos, la iglesia
parroquial de Santa Eugenia es una modesta construcción
románica rural de nave única seguida de su correspondiente
cabecera cuadrangular cubierta con bóveda de cañón
apuntada.
El elemento románico más destacable
es su portada meridional, protegida por un pórtico posterior
y configurada en cuatro arquivoltas de medio punto decoradas con
fórmulas perladas, palmetas, tacos y celdillas y que descansan
sobre columnas acodilladas coronadas por capiteles figurados.
Remarcables son también los capiteles del
arco triunfal, con grifos rampantes afrontados en la cesta del
lado de la epístola, y un magnífico Sansón
desquijarando al León, tema muy repetido a lo largo de
todo el románico del norte de Palencia.
Sotillo de Boedo
Dedicada a San Nicolás de Bari, la iglesia
parroquial de Sotillo de Boedo es una obra principalmente tardogótica
para cuya construcción fue reaprovechado de su primitiva
construcción románica parte del hastial sur, donde
pervive su portada de acceso, un ventanal y varios canecillos
figurados.
La portada se compone de tres arquivoltas de medio
punto molduradas que apean sobre pilastras con capiteles ya de
una estética casi goticista. La ventana aneja dispone también
arco de medio punto de rosca sogueada que descansa sobre columnas
de fuste taqueado.
Entre los canecillos, llaman la atención una
danzarina muy similar a la existente en Moarves, un monje en actitud
lectora, otro personaje sedente y otro tañendo un salterio
Santibáñez de Ecla
Situado a escasa distancia del monasterio de San
Andrés de Arroyo, en cuyo término se levanta, cuenta
la localidad con otro monumento medieval mucho más humilde
como es la iglesia de San Juan, ya de cronología gótica
fechada en 1317 pero en la que aún quedan claramente patentes
los modelos románicos inerciales.
Villabermudo de Ojeda
La iglesia de La Asunción de Villabermudo
responde a un esquema bastante atípico dentro del románico
rural español al presentar dos naves construidas aún
dentro de cronología románica aunque bien es cierto
que en fases diferentes, ya que a la primitiva nave sur rematada
en ábside semicircular, le sería añadida
quizás por necesidades litúrgicas una segunda nave
norte cubierta con bóveda de cañón apuntado.
Al exterior, el ábside se articula en tres
tramos separados por dos semicolumnas a modo de contrafuertes,
abriéndose en el centro de cada uno de ellos una ventana
sencilla.
El resto de la fábrica románica aparece
enmascarada entre reformas y aditamentos posteriores, como el
pórtico sur, la rotunda torre a los pies y estancias auxiliares
hacia septentrión; destacando tan solo un ventanal orientado
al sur y una puerta cegada a los pies de la nave norte.
Al interior captan la atención los capiteles
del arco triunfal de acceso al presbiterio, apareciendo en la
cesta del lado del evangelio una encantadora representación
de la escena de Daniel en el foso de los leones. En el de la epístola,
se reduce la figuración a un esquemático cuadrúpedo
entre piñas.
Páramo de Boedo
Situado a unos pocos cientos de metros del modesto
casco urbano, la iglesia de Nuestra Señora de la Natividad
de Páramo de Boedo respondería al típico
modelo rural de nave única rematada en su correspondiente
ábside semicircular que, ya en la Edad Moderna, fue sometida
a una profunda remodelación de la que tan solo sobrevivió
parte de su cabecera.
Se articula esta, como su vecina de Villabermudo,
en tres paños separados por columnas adosadas de prominentes
basas, abriéndose en el centro de cada uno de ellos su
correspondiente ventanal abocinado y configurado por un arco de
medio punto sobre columnas y capiteles decorados en los que, pese
a la erosión, se distingue una danzarina y una escena bélica.
Sotobañado y Priorato
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
de Sotobañado y Priorato es una sencilla construcción
levantada entre los siglos XVII y XVIII que aprovechó,
de una primitiva construcción medieval, su portada sur,
de cronología claramente tardorrománica como revela
el apuntamiento de sus cuatro arquivoltas y las puntas de diamante
que animan su guardapolvo. Al interior, como último testimonio
de su pasado románico, conserva la pila bautismal original
del templo.