Guía
del arte románico y medieval en las Comarcas de Liébana
y Saja-Nansa, Cantabria
Introducción al románico en la Liébana
La
Liébana es una de las comarcas "mágicas"
del norte de España. Este valle ancestral reúne todos
los alicientes que un viajero con ganas de emociones distintas puede
pedir. En un magnífico paraje montañoso se sitúa
un valle pleno de encantos paisajísticos, históricos,
monumentales y hasta gastronómicos.
Este recóndito Valle
de Liébana, cerrado por cordilleras montañosas -incluyendo
el gran macizo de los Picos de Europa por su costado occidental- fue
refugio de numerosos cristianos que durante los siglos VIII, XI y
X huyeron del dominio musulmán recién constituido en
la Península.
Es célebre el papel
del monje Beato (que pasó a la historia como Beato de Liébana)
en la cultura y espiritualidad del siglo VIII, al redactar sus famosísimos
Comentarios al Apocalipsis de San Juan, códice que luego
se copiaría en numerosas ocasiones embellecido con miniaturas
mozárabes y románicas de extraordinaria intensidad expresiva
y belleza.
También
son conocidas sus disputas teológicas con el obispo Elipando
de Toledo sobre la herejía adopcionista que los mozárabes
toledanos habían asimilado, probablemente como fórmula
de sincretismo con los musulmanes.
El caso es que durante el
periodo altomedieval, cuando las incursiones árabes de Córdoba
asolaban con frecuencia el norte, la Liébana constituyó
un espacio seguro, como consecuencia de sus grandes barreras naturales.
Arquitectura
medieval en la Liébana
Fruto de esta privilegiada
situación histórica, en la Comarca de Liébana
encontramos tres singulares monumentos de gran importancia artística
y religiosa, como son la iglesia mozárabe (siglo X) de Santa
María de Lebeña, la románica Santa María
la Real de Piasca con un repertorio de escultura tardorrománica
excepcional y el Monasterio de Santo Toribio de Liébana,
cuyo estilo gótico primitivo no oculta claros arcaísmos
románicos.
El Monasterio de Santo Toribio
de Liébana conserva el mayor fragmento del Lignum Crucis del
mundo y por ello, desde el siglo XVI (bula papal de Julio II en 1512),
tiene el privilegio de celebrar "Años Santos", en
que se puede ganar el jubileo, hecho solo alcanzable en otras ciudades
santas como Roma, Jerusalén, Santiago y Caravaca de la Cruz.
Santa
María de Piasca
Santa María la Real
de Piasca es la iglesia románica más importante de la
Comarca de Liébana y uno de los hitos fundamentales en la escultura
románica tardía española.
Santa María de Piasca
fue un monasterio altomedieval ya existente, al menos, en el siglo
IX. Tras estos primeros y duros siglos, pasó a ser priorato
del monasterio benedictino de Sahagún, allá por el siglo
XII
Por lo dicho, la iglesia que
vemos está construida sobre el solar de otros templos prerrománicos.
La iglesia románica se levantó en el último tercio
del siglo XII (1172 según una lápida) y luego sufrió
un recrecimiento general y transformaciones en estilo gótico.
La cabecera tiene tres ábsides
que fueron recrecidos y transformados aunque se conservaron todos
los elementos decorativos de canecillos, columnas y ventanales. Es
curiosa la sensación de desconcierto que se siente cuando contemplamos
el ábside principal, recrecido y desproporcionado aunque mantiene
las hechuras románicas generales. Como siempre, la arquitectura
románica demuestra una armonía de proporciones que,
cuando se altera, da como resultado algo adulterado y falto de gracia.
Por ello, de tiempos románicos
sobresalen especialmente las dos portadas (meridional y occidental)
auque es ésta última la que concentra la maravillosa
escultura románica que luego veremos.
También son interesantes
las arquerías murales de la cabecera donde aparecen arcos agudos
con intradós trilobulado que cabalgan sobre columnas con bellos
capiteles esculpidos, como el que muestra una exquisita Adoración
de los Reyes Magos.
Pero volviendo a la fachada
occidental de esta magnífica iglesia de Santa María
de Piasca, se sabe que el maestro del taller se llamó Covaterio,
por la inscripción citada.
Aunque no es seguro, este
maestro pudo ser el mismo que trabajase en Rebolledo de la Torre (Burgos)
y otras iglesias del norte palentino del entorno de Aguilar de Campoo.
La portada occidental no es
muy grande, pero está tallada con primor, especialmente los
capiteles de las columnas y una de las arquivoltas que lleva una corona
de tallas de gran expresividad y belleza.
Los
motivos representados muestran una gran variedad de animales reales
(especialmente leones) y fantásticos, como dragones y centauros.
También hay escenas de guerra entre soldados medievales esculpidos
con todo lujo de detalles.
Encima de la puerta hay tres
arcos con las imágenes de la Virgen, San Pedro y San Pablo.
Éstas dos últimas son románicas -puesto que la
Virgen románica fue reemplazada por otra moderna- y de un gran
hieratismo y perfección técnica.
Más
información de la Iglesia
de Piasca
Monasterio
de Santo Toribio de Liébana
El Monasterio de Santo Toribio
de Liébana es un cenobio antiquísimo cuyos orígenes
se remontan a época visigoda (siglo VI). Después se
constituye como importante monasterio ya en época del Reino
de Asturias con el nombre primero de San Martín de Turieno
o Tours. Es aquí donde Beato de Liébana, abad de este
monasterio, escribe los trascendentales "Comentarios al Apocalipsis"
a finales del siglo VIII. (año 776)
La iglesia monasterial de
Santo Toribio de Liébana que actualmente vemos debió
sustituir a otra románica del siglo XII, y ésta, a su
vez, a otra anterior prerrománica.
La actual es un templo de
transición del tardorrománico al gótico iniciado
en el año 1256. Su estilo es el típico del gótico
rural castellano del siglo XIII, alejado de las corrientes oficiales
del gótico francés que sólo afecta a algunas
catedrales, por lo que sus trazas y formas muestran características
cistercienses evolucionadas.
Tiene tres naves y cabecera
formada por tres ábsides poligonales. Las dos portadas (la
puerta principal y la del Perdón) muestran una evidente tradición
románica arcaizante. Ambas se encuentra en el muro meridional.
En ocasiones se ha dicho que
estas dos puertas pertenecen a la iglesia anterior románica
siendo reaprovechadas en la nueva construcción gótica
del siglo XIII. Pero bien pudiera pertenecer a esta nueva campaña
del XIII, pues la tradición románica en las formas arquitectónicas
persiste en grandes territorios españoles a lo largo de todo
este siglo XIII. Además los motivos de los capiteles son más
bien góticos, lo que confirmaría su creación
en la campaña de la decimotercera centuria.
En el hastial se levanta una
torre prismática y de los añadidos posteriores queda
el claustro construido en 1669.
En el interior de la iglesia
puede verse la estatua yacente, en madera policromada, de Santo Toribio
y la gran reliquia del "Lignum Crucis", el mayor fragmento
conservado de la Cruz de Cristo, que fue traído de Tierra Santa
en el siglo V por Santo Toribio de Astorga.
Más
información del Monasterio
de Santo Toribio de Liébana
Santa
María de Lebeña
Nos tomaremos la libertad
de añadir en esta página dedicada al románico
en la Comarca de Liébana una iglesia mozárabe ya que
es seguro que el "viajero románico" que visite estas
tierras, se detendrá en esta joya del prerrománico español.
Santa María de Lebeña
es una de las tres joyas medievales de la Comarca de Liébana.
La fundación del monasterio
altomedieval de Santa María de Lebeña se atribuye a
Don Alfonso y a su esposa Doña Justa, condes de Liébana,
a comienzos del siglo X (año 925)
La iglesia del monasterio
mozárabe de Santa María de Lebeña tiene planta
rectangular con tres naves, ligeramente más ancha la central,
separadas por pilares cuadrados con columnas adosadas cuyos capiteles
son de cesta pseudocorintia y collarino de tipo asturiano.
Dichos apoyos recogen los
amplios arcos de herradura que fraccionan el espacio de la iglesia.
Exteriormente la cabecera
plana presenta una triple división interior, con el cuerpo
central ligeramente avanzado respecto a los laterales, y arcos de
medio punto.
La cubierta de los distintos
espacios se realiza, de forma independiente, mediante bóvedas
de cañón, longitudinales en la nave central y ábsides,
y transversales en las naves laterales.
Lo más bello de este
magnífico templo mozárabe de Santa María de Lebeña
es el espacio interior con su juego de distintas alturas, que en el
tramo central alcanza singular elevación.
Externamente, el conjunto
es sobrio. Los aleros presentan una cierta animación gracias
a los modillones que soportan el alero. Son de lóbulos, plenamente
mozárabes.
Introducción al románico en la comarca
de Saja - Nansa
Si el románico de la vecina comarca de la Liébana
ya es de por sí escaso, en la de Saja - Nansa es casi testimonial.
Sin embargo, contamos con un notable templo románico,
el de Santa Juliana de Lafuente, una pequeña población
perteneciente al término municipal de Lamasón. Es un
edificio de reducidas dimensiones, pero de enorme belleza. Su construcción
debió acometerse a finales del siglo XII, o quizás comienzos
del XIII, y se trata de uno de los pocos ejemplos de arquitectura
románica que podemos encontrar por la zona.
Su estructura es muy sencilla, con una nave única
rematada en un presbiterio y un ábside semicircular, cubierta
a dos aguas y una espadaña a los pies. En el hastial occidental
se abre una portada monumental, que sobresale ligeramente del muro,
y remata en un pequeño alero apoyado en ocho canecillos sin
decoración. La portada se estructura por un arco de ligeramente
apuntado, rodeado por cinco arquivoltas. Los seis capiteles sobre
las que se apoyan tienen esculpidos motivos geométricos, vegetales,
y uno de ellos formas figurativas, labrados con un estilo un tanto
arcaico.
El exterior de la nave carece de contrafuertes, lo que
evidencia que el interior se cubre con una cubierta de madera, mucho
más ligera que una bóveda. Los muros de la nave son
de mampostería. En el hastial meridional se añadió
en época moderna una sacristía y un pequeño pórtico,
que cobija una portada mucho menos monumental que la que se encuentra
a los pies. Está formada por un arco apuntado, enmarcado por
tres arquivoltas y una chambrana, que apoya en una imposta y en dos
columnas de fuste monolítico y un capitel decorado con sencillas
formas vegetales.
El ábside, a diferencia de los muros de la nave,
es de sillería. Se divide en tres calles por medio de dobles
columnas, que apoyan sobre una imposta con decoración de ajedrezado,
bajo la cual hay dos pequeños contrafuertes escalonados. Sobre
las columnas descansan dos pares de capiteles, labrados también
con motivos geométricos y escasa destreza.
Todo el ábside se remata con una cornisa apoyada
sobre canecillos a los que merece la pena prestar atención,
algunos con decoración figurada, otros con modillones de rollos,
en caveto, o con formas vegetales. El paramento de la calle central
evidencia que en algún momento aquí hubo una ventana
de grandes dimensiones, o quizás en algún momento incierto
se destruyó esta parte del muro, pues a simple vista puede
verse que el tono de la piedra es distinto y las hiladas de los sillares
no coinciden.
El interior es de formas austeras y
sencillas. La cubierta de madera a dos aguas cubre la nave y el presbiterio,
mientras que el ábside se cierra con una bóveda de horno.
Lo más destacado es el gran arco de medio punto rodeado por
una chambrana, que permite el acceso al ábside. Descansa sobre
dos capiteles historiados, con una representación de la adoración
de los Magos y, en el otro, una figura que porta un libro sobre una
bandeja, mientras otros dos personajes sostienen su túnica,
representando, quizás, alguna ceremonia litúrgica.